SALTA (Redacción) – En otro episodio de violencia de género, un vecino de barrio el Grand Bourg fue protagonistas de un violento ataque que tuvo como víctima su pareja, quien milagrosamente pudo hacer un llamado de auxilio y luego, ante un descuido del agresor, logró huir a la casa de un familiar, donde se mantuvo refugiada hasta que la Policía llegó a la escena de los hechos y tras una serie de maniobras detuvo al acusado.
Todo sucedió el miércoles, en horas de la mañana, cuando el acusado comenzó a fustigar a su mujer, una joven de 23 años, a quien insultó y acusaba por no realizar las tareas de limpieza de la vivienda, hecho que generó una fuerte disputa entre ambos concubinos, mientras una hija menor, de 2 años, descansaba en una de las piezas del inmueble, donde la pareja reside desde hace varios años.
Tras los gritos de su pareja, y según lo informado por la Policía a este medio, la mujer intentó marcharse de la vivienda, circunstancias en que el acusado se puso más violento y tras hacerse de un cable, ya que no encontraba su cinto, comenzó a castigar a la joven con latigazos. Para repeler el ataque, la víctima se cubrió la espalda con una sábana a la vez que pedía a gritos que cesara con la agresión.
Ante el llanto de la mujer, el sujeto dejó de golpearla y decidió encerrarla en el dormitorio a fin de que no se escapara. En esos momentos, el agresor la amenazó con quitarle a su hija, pero aterrada por el momento que vivía, la joven accedió a que el atacante se quedara con la menor, y solamente exigió que la dejara salir de la casa para dirigirse a la vivienda de sus padres, ubicada a pocas cuadras del lugar.
El agresor no aceptó el planteo y tras volver a golpearla, la arrojó en la cama y se marchó a fumar un cigarrillo. Ese momento fue aprovechado por la joven, quien tomó su teléfono celular y le mandó un mensaje a una amiga para que enviara a la policía a la vivienda. Minutos después, el sujeto regresó al dormitorio y trató de revertir la situación, pero la joven insistió en retirarse de la casa, lo que fue negado por el acusado.
En esas circunstancias, el agresor recibió un llamado de teléfono y esto fue aprovechado por la víctima, quien logró alcanzar la calle y desde allí corrió cuatro cuadras hasta la vivienda de un tío, donde se refugió. Luego de unos minutos, con sus familiares se dirigió de nuevo a la vivienda a fin de retirar a la menor y sus pertenencias, pero al llegar a la casa se dio que en el lugar ya estaba la policía.
Los efectivos, alertados por la amiga, se hicieron presentes y detuvieron al agresor, quien ya poseía antecedentes por violencia de género, pues su mujer lo había denunciado hace dos años, aunque luego el sujeto pidió disculpas y logró ser nuevamente aceptado en la vivienda. En este caso, la joven radicó la denuncia, tomó a su hija y se retiró de la vivienda para resguardarse en la casa de un familiar.