SALTA (Redacción) – La carne vacuna constituye uno de los principales hábitos de los argentinos. Sin embargo, la pérdida de poder adquisitivo y los cambios en los hábitos de consumo han significado un combo fatal para el consumo de carne. Es que el índice continúa en su piso histórico.
El consumo de carne vacuna en la Argentina se mantiene en su mínimo histórico de 47 kilos de carne por habitante. Esto constituye el consumo más bajo desde 1921, año desde el que se realiza la medición, y cuando se registraba el consumo de 48 kilos de carne vacuna por habitante.
De acuerdo con los datos del Indec, en octubre pasado, los precios subieron en general en un promedio del 6,2% para la categoría “alimentos y bebidas”. Sin embargo, la carne vacuna subió solo un 3% para acumular en todo el año el 56,1%, muy por debajo del 76,5% de inflación general.
La baja en los precios se dio como consecuecian de la sequía. De acuerdo a los productores de carne vacuna, esta situación climática obligó a los productores a abastecer los mercados para no perder dinero en engordes. Por lo que aumentó la oferta, y la demanda estuvo lejos de crecer a la par.
Sin embargo, el registro del precio de la carne vacuna por debajo de la inflación podría cambiar en breve. Es que de acuerdo a los productores, una vez que comiencen a agotarse los cortes destinados al mercado interno por la sequía, comenzará un paulatino aumento de los precios que podrían dejar al consumo de carne incluso más por debajo que en la actualidad.