SALTA (Redacción) – En el marco de la Fiesta de Sumalao el monseñor Mario Antonio Cargnello dio un durísimo discurso donde apuntó contra la clase política por los niveles actuales de pobreza en nuestro país. Al mismo tiempo, resaltó el rol de la familia, el perdón y de hacer el bien en todas las ocasiones posibles. Se realizó en la celebración de Sumalao en las plegarias de ayer domingo.
«No puede ser que haya hambre, que haya un 50 por ciento casi de pobres en la tierra bendita del pan. Algo anda mal», señaló el monseñor. Para luego aclarar que «la pobreza de nuestra patria no es fruto principalmente de la sequía, es fruto de la corrupción y de la mentira. Del robo y de la injusticia», remarcó Cargnello. Así fue que su discurso tuvo un tono crítico sobre la situación actual del país.
«Por eso le decimos al señor, conviértenos y perdona nuestro pecado. Que nos demos cuenta, no solo en el ámbito de la familia, sino también en el espacio de nuestro ejercicio de ciudadanos, que cada uno es responsable, no solo de exigir, sino también de dar trabajo, dar mi trabajo, dar mi trabajo responsable, dar incluso mi generosa entrega por una Nación mejor», remarcó Cargnello.
El monseñor convocó a ser hermanos y no enemigos
De este modo, el monseñor continuó con su homilía ante cientos de fieles que lo escuchaban atentamente. «Conviértenos para que se haga un pueblo digno de tantos regalos como los que nos hacés. Una tierra pródiga, generosa, en el campo, en las aguas, en la gente buena que hay mucha en nuestro país, que encontremos caminos de diálogo», enfatizó. «Fraternidad. Debemos sentirnos hermanos, no enemigos. De optar por hacer el bien y no por ampararnos en ideologías falsas y deshumanizadora», asumió Cargnello.
Por otro lado, le exclamó al Señor de la creación que «nos perdone, nos fortalezca, nos dé luz para tomar decisiones correctas como ciudadanos. También suplicó que «nos dé fuerzas para comprometernos en favor de una Nación mejor para nuestros hijos». Cargnello cerró aclarando que «el día de la Trinidad Santísima, de Dios, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, tenemos que experimentar la fuerza que nos une. Que nos haga mirar la familia como un regalo de Dios, mirar a nuestros hijos, decirles que los queremos», resumió.
