SALTA (Redacción) – No sólo que el reemplazo de Emiliano Durand se demoró más de lo debido en asumir sino que además de eso se hizo cargo de su banca hace pocos días y ya pidió licencia. Estamos hablando nada más y nada menos que de Gustavo Carrizo quien hasta hace poco estaba a cargo del Instituto Provincial de la Vivienda. Dicha moción provocó una tensa discusión en la Legislatura provincial.
A su vez, hay que mencionar que la renuncia de Carrizo al IPV se dio de manera instantánea y simultánea a hacerse cargo de la banca que le correspondía. Lo paradójico, o no, es que a los pocos minutos de asumir su nuevo compromiso pidió una licencia por 90 días, es decir tres meses.
Uno de los legisladores que expresó un fuerte malestar por esta situación fue Miguel Calabró, senador de La Caldera. Todo esto dio lugar a un intenso y acalorado debate en el Senado salteño el pasado 6 de marzo. En total fueron “tres horas discutiendo y el jueves, antes de comenzar la sesión, otras dos horas más», indicó sobre el pedido de Carrizo.
«No es grato para nosotros, con todos los líos que tenemos en la sociedad, tener que estar explicando esto», manifestó Calabró con cierto tono de indignación. En cierta parte, tiene algo de sentido lo que plantea ya que en un contexto económico de austeridad y ajuste, algunos legisladores siguen gozando de buenos privilegios o contando con descansos por fuera de lo normal de la ciudadanía.
Más allá de la crítica, Calabró votó a favor
A pesar de mostrarse crítico por lo ocurrido en el Senado, Calabró decidió acompañar el pedido de Carrizo. «Puertas adentro discutimos mucho, la verdad no es lo que más nos hubiese gustado. Entendemos que Él está llevando a cabo negociaciones con Nación, para recuperar estas cuatro mil casas que están en construcción», aclaró. «Yo voté a favor de la licencia, la verdad, a regañadientes, considero que no debía haber pasado, hubo tiempo para esto desde el 14 de mayo, no está bien», remarcó.