SALTA (Redacción) – Los viajes para la mayoría de las personas representan placer, diversión, conocimiento, cultura, etc; pero para Jonathan Viera, viajar tiene un significado especial: conocer su país desde Salta a Tierra del Fuego, y admirar las bellezas que tanto miraba por Internet o la televisión. Viera es un testimonio del amor y el sentido de pertenencia a su país, la Argentina que el califica como maravillosa.
Nació en Córdoba, tiene 31 años, pero hace 4 años decidió radicarse Salta. Trabajó en diversos rubros como una tienda de cerveza artesanal y un taller de lámparas de cuero. Sin embargo, el sentimiento de realizar una aventura que le permitiera conocer cada ciudad del país, lo embargaban en sueños que parecían imposibles.
Cuando todo parecía quedarse en fantasías, Jonathan vio la foto del emblemático faro de Ushuaia, y ahí casi como una revelación decidió cumplir con sus deseos. No dudó un segundo, consiguió una carpa, una caretilla y comenzar a caminar en el sendero de sus sueños. En este sentido Viera explica «mi viaje es porque amo mi país, para demostrar que los argentinos tenemos cosas hermosas para disfrutar».
El recorrido que lleva realizado son de aproximadamente dos mil kilómetros a pie, con su carro a cuesta lleno de entusiasmo. Lleva lo necesario mate, satenes, ollas y ropa, lo suficiente para seguir el sendero que emprendió con la necesidad de mostrar su amor a la tierra que tanta pasión le genera. Jonathan Viera comenta «veo todas las cosas buenas que tiene cada ciudad, pero lo que más me tiene sorprendido es lo generosa que es la gente».
El caminante que pie va recorriendo pueblos y conociendo gente, siente orgullo de pertenecer a un país donde todavía existen valores y solidaridad. En una entrevista realizada Viera recalcó «no todo lo que se ve en la televisión es la verdad porque solo reflejan muerte, violencia y egoísmo. A través de esto, yo colaboro diciendo que a pesar de que ocurre, todo esto hay gente buena en el mundo, que está dispuesta a colaborar dando una mano”.
Si bien sabe que faltan un par de kilómetros para terminar esta aventura apasionada, Jonathan señala que descubrió no solos paisajes que parecían sacados de pinturas magníficas, sino que descubrió el valor de ayudar sin recibir nada a cambio. Y sentenció que este viaje parece no tener fin, ya que tiene en mente continuar por Latinoamérica.
