SALTA (Redacción) – El juicio contra Juan Marcelo Matorras, que se lleva adelante en la Sala II del Tribunal de Juicio, avanzó con nuevas declaraciones testimoniales, tanto por parte de la víctima como de otros familiares, quienes se refirieron, tanto a lo ocurrido el día del ataque como a la relación que existía entre el acusado y su expareja, Alexia Liendro.
Como se informó, Matorras es juzgado por el delito de homicidio doblemente calificado por la relación de pareja y por mediar violencia de género en grado de tentativa. Hoy, Liendro, al brindar más detalles del ataque, sostuvo que ese día, el 4 de febrero pasado, su ex pareja le dio primero un puntazo en el cuello de frente y luego se ubicó detrás de ella y la sujetó con el brazo izquierdo mientras intentaba lesionarla nuevamente, por lo que se defendió golpeándolo con los pies y empujándolo, mientras gritaba “No Juan, no”.
La joven contó que la relación con Matorras comenzó cuando eran muy jóvenes, tenían 15 o 16 años. Según el pedido de juicio, el día del hecho, a las 2 de la madrugada, la damnificada salió a la puerta de su casa, en el barrio Autódromo, porque, desde afuera, su expareja le mandaba mensajes de manera insistente, diciéndole que quería hablar.
Cuando estuvo frente al acusado, éste insistió en que quería volver con ella y que estaba arrepentido, pero Liendro reconoció que le manifestó que no quería volver, lo que enojó al acusado, quien sacó un arma blanca, se colocó detrás de ella y le deslizó el elemento cortante por el cuello, tras lo cual, como reveló ahora la víctima, el sujeto intentó rematarla.
Al momento de los testimonios de familiares, el padrastro de la víctima declaró que la pareja últimamente discutía mucho. Y acerca del momento del hecho refirió que esa noche se despertó por los gritos de otra de sus hijastras, quien exclamaba: “Fue Juan, fue Juan”. Aclaró que él no llegó a ver al imputado en el lugar.
La madre, en tanto, dijo que la relación entre Matorras y su hija era conflictiva, que él le gritaba mucho y que permanentemente se iba y volvía del hogar. Precisó que cuando ella quiso estudiar lo hizo con él y que cuando empezó a trabajar tuvo que dejar porque él la celaba y le hacía problemas en el trabajo. Señaló que antes del hecho, le había sugerido a su hija que tomara una decisión porque la situación no daba para más.
Agregó que Matorras le “vendió a la familia lo que no era”, porque la imagen que tenían de él era de un joven trabajador que no le hacía faltar nada a sus hijos. En cuando al ataque, dijo que cuando su hija salió de la cirugía y pudieron hablar con ella en el hospital, lo primero que hizo fue preguntar por sus hijos, porque el acusado la había amenazado con quitarle la vida pero también le había dicho que iba a matar a los chicos y que luego se iba a suicidar. Después se retractó y le dijo que a los menores no los iba a matar “porque iban a estar bien con sus abuelos”.
Además, recordó un episodio de violencia previo ocurrido varios años atrás. Fue una noche en que un hermano de Matorras llegó a su casa para avisarle que su hija se había descompuesto y que estaba en el hospital San Bernardo. Al llegar al nosocomio, Alexia estaba golpeada, tenía el labio partido. Luego se enteró de que el imputado le había hecho una escena de celos y la había agredido.
