SALTA (Redacción) – El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se encuentra en plenas vacaciones en las playas del nordeste brasileño, y desde allí volvió a exigir la presencia de más armas en las calles de su país. Solicitó al Poder Legislativo que autorice una mayor liberación en la venta que, durante el 2019, creció el 50 por ciento. Además, citó datos oficiales y describió: “Mientras algunos especialistas planteaban que a más armas más muertes violentas, esto no ocurrió porque el número de decesos se redujo en un 22%”.
«Ampliar el derecho a la pose y porte de armas por parte de los ciudadanos”
El primer mandatario brasileño realizó esta polémica exigencia desde sus redes sociales. Allí indicó: “Dependo del Parlamento para ampliar el derecho a la posesión y porte de armas por parte de los ciudadanos”. Por lo tanto, el Jefe de Estado vuelve a insistir con su promesa de campaña en la que aseguraba que iba a implementar “una reglamentación más simple para la venta de armamento a personas de bien”.
Para demostrar de manera grafica la propuesta que exigió, Bolsonaro posteó una imagen suya con uniforme junto a un grupo de efectivos del Ejército del cual se retiró en la década de 1980. Como bien informa El Intransigente, durante este 2019, el presidente brasileñó editó ocho decretos relacionados a la venta, uso y portación de armamentos. Además de modificar normativas sobre eliminación de restricciones en cuanto a edad y entrenamiento, y la cantidad mínima de armas por persona.
Más armas a pesar de que fue apuñalado en campaña
De igual manera, esta no fue la única presencia suya en redes sociales de las últimas horas, ya que también aparece en otra imagen en una playa de Bahía con una camiseta de fútbol y un bulto debajo de ella. Para muchos usuarios, era la sonda que lleva puesta desde la operación tras ser apuñalado en el marco de la campaña presidencial el 6 de septiembre de 2018 durante un acto proselitista en Minas Gerais.
Sin embargo, para otros que son sus seguidores se trataba simplemente de un arma de fuego, y representaría otra señal explícita de que el presidente de Brasil sigue convencido de que se necesita más mano dura, más armas en la calle, más fuerzas policiales y militares poderosas y violentas. Lo que expresan desde su Gobierno es que estas medidas son tendientes a reducir el delito proveniente del narcotráfico.
