SALTA (Redacción) – A pesar de la respuesta que ha brindado el Gobierno provincial ante la emergencia sociosanitaria en el norte de Salta, cada día se registran nuevos casos de desnutrición entre la población. En ese contexto, Seila Pérez, educadora sanitaria, viene trabajando con las comunidades originarias que se encuentran a 5 kilómetros del municipio de Tartagal. En base al trabajo que ha efectuado durante las últimas semanas, realizó un diagnóstico sobre la situación en la que están estos salteños.
Según consigna la FM 88.1, Pérez destacó que el primer problema que tienen los habitantes de este área es la tenencia del territorio. Al respecto, mencionó que «frente a las comunidades siembran y están los terratenientes. «Los Monserrat, por ejemplo, fumigan todo el tiempo sus sembradíos de soja y maíz, y no hay ningún control sobre el manejo de los insecticidas y herbicidas» describió. Luego, añadió que «no tienen agua en todo el año y las conexiones que hay son clandestinas», expuso.
Ante ello, la especialista comentó que cuando estas comunidades «recolectan agua lo hacen en los bidones de agroquímicos, glifosato y esas cosas». Además, advirtió: «Los vende el sereno de la finca que está en el kilómetro 5 (de la ruta 86) a 100″ pesos». A su vez, explicó que entre los miembros de la comunidad hay quienes no cuentan con DNI. En ese orden, indicó que esto se debe a que nunca se realizó el trámite para registrarlos, o porque los perdieron y nunca pudieron solicitar una cédula nueva.
Emergencia sanitaria
En tanto, Pérez también expresó sus reparos sobre algunas labores que están vinculadas a la emergencia. Respecto de la distribución de agua y módulos alimentarios, contó: «Voy a presentar una nota por una familia crítica. Son 17 integrantes en un hogar, la mamá con 5 niños y niñas, y un embarazo de 5 meses. Ella en riesgo nutricional y tiene los dos niñitos menores, de 1 y 2 años». Ante este panorama, comentó que esta mujer «recibe el módulo alimentario cada 50 o 45 días». También detalló que las provisiones solamente contienen «un aceite, dos harinas, sémola, azúcar, arroz, un pan de carne y dos latas de arvejas».
De esta manera, la educadora enfatizó: «Tenemos muchas mamás que cuando van al centro de salud a tener a sus bebés llegan anémicas«. «Son mamás jóvenes que no pueden dar el pecho porque están anémicas», aseveró. Al mismo tiempo, Pérez destacó que la falla de los programas destinados a los pueblos originarios radica en que no se realizan en conjunto con las autoridades de las comunidades. Por ese motivo, remarcó que no se respetan las pautas culturales para una aplicación efectiva.