Salta (Redacción)- Cristina Fernandez de Kirchner se hizo presente en la Feria del Libro, en La Rural. Fue este jueves cuando, en el salón “Jorge Luis Borges”, la exmandataría realizó el lanzamiento de su nuevo libro “Sinceramente”. En un poco más de media hora, Cristina Fernández, realizó la presentación de su libro frente a una multitud de personas. El discurso contó con un recorrido histórico, tomando distintos referentes como es el caso de Juan Domingo Perón, su relación con su difunto marido, Nestor Kirchner, entre otras temáticas. Además, la actual Senadora Nacional hizo referencia al gobierno de Mauricio Macri, y el panorama que transita la política actual.
El discurso completo aquí:
“Muy buenas tardes noches a todos y a todas. Recién cuando las autoridades de la Feria del Libro me pidieron que estampara mi firma, una vez más en el libro que lo hacen todos los que la visitan, me encontré con una firma de Néstor del año 2005, cuando presentó un libro sobre poesías de detenidos y desparecidos y me encontré con mi firma cuando todavía era Senadora.
Ahora vengo otra vez como Senadora pero ya no vengo a presentar un libro. Es una experiencia única porque ahora vengo como autora.
La verdad que quiero empezar por lo que normalmente está al final en los libros, que son los agradecimientos. En primer lugar un agradecimiento a las autoridades de la Feria del Libro, que además es el primer año que lo preside una mujer. Con lo cual, la verdad, creo mucho en la señales, autora y presidenta está bueno. Ella es la primera presidenta mujer en lugares naturalmente reservados a los hombres, donde las mujeres comenzamos a tener presencia.
A él quiero agradecerle la idea de escribir este libro. La verdad que cuando él vino y me dijo que lo angustiaban las cosas que se decían de mí y de Néstor, de los chicos, de las cosas que se decían de nuestra vida, de nuestra relación como pareja. Me dijo: ‘yo que los conocí a los dos juntos y los vi, me da mucha angustia que escriban esas mentiras. Vos tenés que salir a contar eso y tantas otras cosas. Y bueno, ahí empezó la idea experiencia de escribir un libro. Es impresionante.
Me gusta la palabra, ya lo saben, no es novedad. Pero el libro te da la posiblidad de la palabra perfecta. Porque lo mirás, lo corregís, lo mirás, lo volvés a leer. Pero al mismo tiempo el libro se independiza de vos, o por lo menos eso me pasó a mí, yo cuento mi experiencia. Y comienza a demandarse otras cosas porque originalmente el título iba a ser Néstor y yo» y yo le agregué “y nuestros hijos también”, iba a ser “El Memorandum” de entendimiento con Irán o «bien de familia», que era nuestro patrimonio. Y dos o tres temas más y después el libro fue creciendo y ocurriendo también, porque lo empecé a escribir en abril del año pasado y recién en diciembre tomé la decisión de que tenía que terminarlo y presentarlo hoy en el 9 de mayo. Y se fue independizando. Fue incorporando cosas y creciendo en mí la necesidad de contar la historia mía y de Néstor, me empecé a acordar de lo que vivimos cuando nos casamos, el país, nuestra vida, los hechos que fueron sucediendo, y sumado esto al hecho inédito de haber estado casada con un presidente y después yo misma ser presidenta en dos oportunidades, con todo lo que pasó y está pasando en el país, me plantee que era muy mezquino, mediocre, egoísta o chato escribir sobre uno nada más.
Me pareció que tenía que escribir cosas que les sirvieran a todos. Que nos sirvieran para reconocernos en la historia de lo que vivimos como argentinos y argentinas durante tantas décadas desde las distintas posiciones que todos y todas siempre tenemos. Yo no creo en los neutrales, se habrán dado cuenta. Creo que para neutrales están los suizos. Los argentinos no somos neutrales. Nunca lo fui ni lo quiero ser. Ni lo voy a ser, además. Me siento profundamente argentina y me parece que luego de todo lo que viví es necesario también trasmitir vivencias sobre todo porque pocas veces en la historia se da el traspaso de una determinada orientación política que puede cumplir con tres mandatos nada más y nada menos, cuando la historia nuestra no es precisamente generosa en este aspecto, y al mismo tiempo sucederle otro gobierno de otro signo y de repente poder experimentar en ese lapso, tan corto, porque estamos hablando de pocos años, poder experimentar y poder corroborar o sentir cuando dijiste esto, cuando se decía que si hacías esto ibas a tener éxito.
Por eso, el libro, lejos de plantear enfrentamientos, o peleas, creo que es una interpelación a todos. Una interpelación a las dirigencias no solamente políticas, sino sociales, culturales. Es también una interpelación a la sociedad. En algunas partes del libro interpelo mucho. Quiero decir algo que es lo que siento y pienso, puedo estar equivocada pero déjenme decir. Después todo lo que hemos vivido y lo que hemos pasado, yo no creo en sociedades maravillosas y perfectas, que den malos dirigentes, y viceversa. Creo que hay algo de reflejo de lo que hay arriba abajo y viceversa también. Con nuestros defectos y limitaciones, quise transmitirle fundamentalmente a los jóvenes, que son mi gran apuesta y mi gran esperanza, lo que me tocó vivir, y lo que estoy vivendo, y lo que están viviendo los argentinos también. Son momentos muy difíciles.
Yo tengo registros de muchas crisis como las cuento en el libro. La primera allá en el 75, en el que uno la vivía como no protagonista pero que podía protagonizar uno en aquel vendaval, el famoso Rodrigazo, lo que vino después, la noche de la dictadura, luego la democracia, la hiper, luego el 2001, y entonces mi idea fue que yo tenía que contar y transmitir lo que había vivido, las cosas que pasaban. Hay como una cosa, en la que nos quieren presentar la historia como hechos inconexos. Como si las cosas sucedieran como sucede una tormenta, y es cierto que la meteorología reconoce patrones de imprevisión pero lo cierto es que la política y la economía no tienen estos patrones de improvisación e imprevisión. Reconoce en decisiones, en conductas que no son únicamente dirigenciales, son también sociales. Los argentinos somos difíciles. Y las argentinas también.
Creo que muchas veces también nos movemos a partir de la información con la que contamos, o la que creemos contar, o la que nos quieren contar. En el epílogo hablo del populismo y de esta cosa del gobierno populista. Es como que tenemos el cartelito acá. Yo sería una populista. La verdad que hay una base social en la Argentina que es compleja. No es solamente una cuestión ideológica. Tiene que ver también en las ideologías o los sistemas de creencias también se apoyan en cuestiones que tienen que ver con la condición humana o sentimientos más profundos que se conocen desde Adán y Eva hasta acá. Entonces digo que muchas veces se etiquetan y se ponen cosas. Lo habrán escuchado: planeros, choriplaneros. Y lo digo sin ánimo de confrontación. La verdad que cuando Néstor Kirchner asumió como presidente de todos los argentinos en medio de una crisis muy importante en 2003, recibimos el Gobierno, que veníamos de una crisis brutal en 2001, con deudas, etc, con 2.300.000 de planes.
Me acuerdo que como cuando lo señalo en el epílogo, llamo a Carlos (Tomada) para confirmar el numero para planes jefes y jefas de hogar, que era un instrumento que había tenido el Gobierno de Eduardo Duhalde y como ministro Roberto Lavagna para paliar la terrible crisis de 2001. Cuando nos tocó entregar en el año 2015 el Gobierno, de los 2.300.000 planes, quedaron 207 mil que eran ellas hacen y ArgentinaTrabaja porque habíamos generado millones de puestos de trabajo, que permitieron a esos planes de jefes y jefas de poder encontrar una ocupación. Sin embargo, al actual gobierno cuya base social principal no le gusta. Sin silbidos por favor, no vale la pena. No hay que criticar a los que tienen plata. Hay gente humilde, trabajadora.
Seguramente ustedes conocen a alguna mujer que se levanta en la madrugada en el Conurbano bonaerense para ir a trabajar a casas de familia en Capital Federal. Y no está de acuerdo porque dicen si yo me tengo que levantar y trabajar por qué estos cobran sin hacer nada. Creo que es una discusión que hay que darla. Creo que es una cosa que tenemos que analizar, para pensar qué cosas operan en la sociedad pasen estas cosas, sin enojarnos los unos con los otros. Simplemente, para tratar primero de comprender para después resolver. Es imposible resolver bien si no se entiende la magnitud, la profundidad y la densidad de los problemas. Pero sí es importante conocer y tener la información correcta. El Gobierno que yo deje con 207 mil planes sociales, hoy tiene casi medio millón. Muchos más de los que tenía el Gobierno de los choriplaneros, y entonces, me parece que mucha gente decide sobre información que no es correcta. No tienen tampoco la culpa de no tenerla. Estas son las cosas que me llevaron a escribir experiencias. Y creo, sinceramente, compatriotas, que estamos en un momento muy especial de nuestro país, de nuestra historia, en el que es necesario aportar este tipo de debates y de discusiones.
Sinceramente me pareció un título que es el aporte que puedo hacer y dar para que entre todos podamos en serio construir algo diferente. Algo diferente a todo. Porque lo que puede ser disconformidad con lo ideológico, disconformidad con lo que pasa con una posición determinada, para muchos argentinos y argentinas es el sobrevivir todos los días. Y cuando digo sobrevivir, lo digo en términos literales, no en términos literarios. Entonces, es necesario que todos pongamos ese esfuerzo, sin clichés ni lugares comunes. Por supuesto que nadie, en épocas de discursos de unidad, de grandes acuerdos entre sectores, políticos, dirigenciales, sindicales. Nadie puede estar en desacuerdo con estos enunciados, pero permítanme decirles que va a ser necesario algo más. Un contrato social de todos los argentinos y todas las argentinas. Con metas verificables, cuantificables, exigibles. Miren, yo me acuerdo el pacto social de Perón y José Ber Gelbard, un gran dirigente empresario.
Nos hacen falta también dirigentes empresarios de esta magnitud, que piensen a la empresa como un instrumento de desarrollo del país y no solamente como instrumento del desarrollo personal, que está bueno, porque para eso sos empresario y querés ganar plata, pero tenés que entender que para que tu empresa sea más grande y gane más plata, tienen que ganar todos y comer todas. Sino es muy difícil. Creo que sin que nadie se ofenda, pero creo que el último gran dirigente empresario que tuvo el país fue José Ber Gelbard. Me acuerdo de aquel pacto social que fue bombardeado, un momento difícil del país. Un momento de violencia política. Pero yo tengo muy presente, ese 12 de junio cuando a la mañana, que es algo que se oculta normalmente, muchos se acuerdan del Perón que dijo ‘llevo en mis oídos la más maravillosa música que es la palabra del pueblo argentino», pero antes hubo otro Perón que habló por la radio esa mañana, denunciando que no se estaba cumpliendo el acuerdo social, que había especuladores que medraban con la miseria y el hambre del pueblo, y que él había venido a contribuir a la patria, pero que si estas conductas de agiotismo, que él estaba dispuesto a renunciar. Es por eso que la gente sale a la calle.
Perón había hablado muy enojado diciendo que el sector empresario no estaba respetando el acuerdo social y que si era necesario él no estaba de acuerdo en seguir de esta manera. Ante el temor de la renuncia, la gente salió a la calle. Esto es el 12 de junio. Aún con la magnitud, el volumen y la envergadura de un Perón que había sido el firmante de aquél pacto, pasaban estas cosas, por eso digo que es necesario un contrato social de los argentinos y las argentinas. Yo creo que si tuviera que ponerle un título le pondría «Un Contrato Social de Ciudadanía Responsable». Porque esto involucra a todos. Desde el empresario, por un dirigente sindical, por un ciudadano que trabaja de operario, por aquellos también que hoy son cooperativistas o tienen un plan de trabajo porque no han podido conseguir trabajo pero que es necesario que todos pongamos el esfuerzo para generar trabajo genuino, y que el compromiso sea de todos. Obviamente, no hay mayor compromiso, primero que el del Estado en generar las políticas, y segundo de los empresarios también para generar ese empleo con la convicción de que no hay posibilidades en este mundo tan difícil de generar crecimiento económico sin un mercado interno fuerte.
Miren, me acuerdo cuando impulsábamos el consumo interno y el mercado y nos decían que no teníamos que recalentar la economía. Miren lo que está pasando con Estados Unidos. La economía vuela. Tienen el índice de desempleo más bajo desde hace 50 años. Teóricamente, la Reserva Federal debería subir la tasa de interés para que la economía baje. No. Algunos se dieron cuenta que tenían que volver a generar trabajo industrial para generar más riqueza. Sería bueno que aquellos que viajan tanto para allá y escuchan las cosas que le dicen, imiten lo que hacen allá.
Quiero sinceramente que este libro le sirva a los argentinos como un instrumento de debate. No porque tenga la verdad sacrosanta, sea el Talmud o la Biblia. No es nada de eso y no es el Corán. Es implemente un instrumento para discutir y debatir a partir de la experiencia. Lo que decimos ahí, no es teoría. Es práctica y experiencia. Dura, dolorosa, con equivocaciones. Con aciertos. Pero con la convicción absoluta de estar haciendo lo mejor de acuerdo a lo que uno piensa y siente.
Me sorprendió porque con cuando estábamos con Juan me hablaba de 20 mil o 30 mil libros, que sería un éxito. Sinceramente, si querían acariciarme el alma, lo han hecho. Quiero agradecerles a todos los que querían acariciarme el alma, lo han hecho, con creces. Como dije, empecé por el final. Y ahora finalizo con lo que está al principio del libro. Quería contarles por qué razón había decidido en diciembre, presentar el 9 de mayo. Hoy, hace 44 años que en La Plata, en el registro civil N°1, Néstor y yo nos casábamos.
Cuando decidí que quería dedicarle este libro a Néstor, no avisé a tiempo, pero bueno no importa. La verdad que se lo dedico a él ni como político, ni como dirigente. Él no necesita esto, Néstor no necesita que nadie. Él ya está en la historia. Yo se lo quería dedicar a él, como mi compañero, al Néstor hombre, al Néstor padre de nuestros hijos, porque él se lo merecía. La verdad es que uno cuando está en esto que es la política, está acostumbrado a que lo critiquen y hasta que inventen también, no es nada nuevo. Pero siempre creo que hay determinados límites, que son los de las personas en su vida.
Si no te gustó la política, podés decir cualquier cosa. Pero hasta negar lo que era evidente que era lo que conmovió a Alberto que estaba indignado con esas cosas. Esto me motivó a escribir a este libro que empenzó siendo una reflexión de algunas cosas pero intentó ser una reflexión sobre nosotros. Los argentinos y las argentinas. Muchas gracias. Y sinceramente, de corazón, gracias a todos y todas”.