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«Todo Chopin» en el ciclo «Todos al escenario»

Este martes 14 de mayo, se concretará la tercera entrega del ciclo realizado por el Departamento de Música de Cámara. Conversamos con una de las protagonistas, Romina Granata

Fuente: Facebook de Romina Granata y María Fernanda Bruno
Fuente: Facebook de Romina Granata y María Fernanda Bruno

SALTA (Redacción) – La música clásica, es la música de todos los tiempos, es la música universal por excelencia. Su majestuosidad y enormidad está dada por la calidad técnica, interpretativa y emotiva, capaz de traducir en finas melodías aquello que se moviliza por dentro y que urge ser exteriorizado. “Todo Chopin” es el nombre del próximo concierto en el marco del ciclo “Todos al escenario”, un concierto que promete virtuosismo y el más puro romanticismo polaco, y que tendrá lugar el martes 14 de mayo, a las 21 horas, en la sala Mayor del Teatro Provincial. La entrada es libre y gratuita.

El Departamento de Música de Cámara estará representado por la pianista y directora del Departamento, María Fernanda Bruno en piano y Romina Granata en cello, quienes se pondrán al hombro cuatro Baladas para piano en la primera parte,  finalizando con una Sonata para piano y cello. Conversamos con Romina.

“Es el tercer concierto del año de la temporada 2019 y por suerte la gente nos sigue acompañando en cada concierto y compartiendo esta experiencia que es tocar cerca de ellos, con la posibilidad de subirse al escenario. Por suerte el número de personas va in crecento y se ve más variedad de edades, jóvenes incluidos, estudiantes de música y no estudiantes que asisten a los conciertos, así que estamos felices. La maestra Fernanda ya instauró en la cultura del salteño la posibilidad de asistir y escuchar conciertos de  música de cámara los martes en el  Teatro Provincial”, analiza Romina, haciendo un balance del trabajo que se viene llevando a cabo de manera mancomunada a lo largo del tiempo.

El nombre del ciclo invita a conocer la esencia de este histórico formato llamado “música de cámara”, que como bien lo dice, recrea la intimidad y el acercamiento propio de una cámara, entendida como aquel lugar en el que ensayaban pequeños grupos de músicos durante la Edad Media y el Renacimiento.

“En el pasado los reyes pedían que se compongan obras y se toquen en sus salones privados. Lo que intentamos nosotros con  este acercamiento es poder romper un poco el prejuicio que ronda alrededor del nombre, que suena hasta elitista, y proporcionarle a la gente esta posibilidad de experimentar una  nueva sensación e intimidad con el músico. Entonces puede verlo de varios planos, ya que el escenario esta al medio y la gente alrededor. Es una propuesta novedosa  no solo para apreciarla, sentirla sino también para observar a los músicos en escena hasta poder experimentar la energía y la concentración que se requiere para un concierto de estos”, profundiza con la precisión y la pasión propia de una artista, dejando en claro que este formato si bien puede realizarse en cualquier escenario, no debe superar el número de 10 o 12 personas para corresponder a su género.

Chopin, el elegido

Si el piano es el instrumento romántico por excelencia se debe en gran parte a la aportación de Frédéric Chopin. Este músico polaco de la primera mitad del siglo XIX, creció durante el breve período en que el zar Alejandro I de Rusia había otorgado a su patria un régimen constitucional. Pero con el Zar Nicolás, Polonia pasó a ser una provincia de Rusia. Su música refleja su patriotismo, especialmente por las formas provenientes del folklore, como las mazurkas y las polonesas.

La elección se debe a que Chopin  es considerado uno de los compositores y pedagogos del piano, sino es el más grande que hubo en la historia, que se dedicó a escribir obras pianísticas y desarrolladas, en las  cuales logra proponer y proporcionar al repertorio y pedagogía pianística un avance muy grande en la historia de este instrumento. Es por eso que las obras y en este caso las cuatro baladas, requieren de un desarrollo técnico y de una capacidad técnica e interpretativa muy altas, en las cuales la maestra está totalmente capacitada”, asegura.

Según Romina la misión radica en acercarle al público salteño obras y música en general que si bien de nombre no se las conoce, no son del todo desconocidas para el oído. “Son obras que en algún momento las hemos escuchado todos, siendo o no músicos; sin estar todos los días en nuestras vidas es música muy familiar a nuestros oídos, de una enorme belleza y un enorme relato”, subraya.

El poeta del piano

La Balada Nº 1 irradia la angustia de Chopin, solo en Viena, mientras familiares y amigos luchaban en Polonia contra la opresión del imperio ruso; La Balada Nº 2 estaría inspirada en el poema Switiz de Mickiewicz, en el que una apacible aldea polaca se ve engullida por las aguas de un lago encantado; La Balada Nº 3 se inspira en el cuento Ondina, la sirena que se enamora de un príncipe. La Balada para piano Nº 4 fue dedicada a la baronesa de Rothschild. Es la más amplia y rica, con momentos de gran lirismo y ternura y otros de enorme agitación, resultando una obra fascinante.

“Chopin  es considerado el poeta del piano porque no solo desarrolla la técnica e interpretación, sino que logra un estilo en el cual  se puede hasta escuchar el discurso  del mismo instrumento para el cual él compone. “Todo Chopin” también lo es porque en la segunda parte  interpretamos sus obras a dúo porque la dificultad del piano es altísima mientras que al violonchelo le da un lirismo muy hermoso acompañado por este piano. Ambos instrumentos con una exigencia técnica e interpretativa muy grande”, adelanta.

La música es un desafío, es la entrega

Pero este trabajo mayúsculo, es resultado de un fino proceso que empezó a gestarse el año pasado para recién concretarse este martes. Se trata de programas exigentes que requieren una preparación no solo técnica sino también mental y física, ensayo tras ensayo. “Tenemos la suerte de que con Fernando nos conocemos mucho lo cual nos proporciona una intuición muy grande a la hora de tocar y saber la reacción de la otra. Por supuesto que nunca se sabe el resultado final, porque en el momento que uno se sube al escenario ese momento es único, es la sorpresa de la música que fluye, lo cual también tiene que ver con el público que se tiene. Nuestra intención siempre es la de entregar música a las personas que van a vernos”, agrega.

El arte nos modifica

Sea el formato o el género del que hablemos, la música es el mismo idioma en todo el mundo. Un lenguaje con la capacidad de trascender. En palabras de Romina, “la música tiene el poder de movilizarnos como seres humanos y conectarnos unos con otros”.  En este sentido, ella considera que el acto de ir a escuchar un concierto no es algo que es solo momentáneo, propio de esa acción sino que perdura en el tiempo, nos modifica, lo cual en cierta forma estimula los sentidos para poder ser más sensibles en un mundo en el cual se está perdiendo mucho la sensibilidad, entendiéndola como una virtud y una ventaja que ojalá no sea exclusiva de unos cuántos sino un cualidad de muchos.

“Las artes en general tienen de por si una estructura armónica  y melódica que apunta mucho  a la perfección y al equilibro y eso afecta nuestras energías,  por lo que es  inevitable que al escuchar un concierto con entrega, se sufra una modificación en la vida diaria de uno. Esta modificación para nosotros, los músicos, no sucede sólo cuando tocamos sino también, cuando damos clases, ya que  la consideramos sumamente positiva en la formación de  un ser humano y buscamos fomentar esa sensibilidad hacia el mundo exterior que lo rodea”, afirma.

Salta…entre el bien y el mal

Desde la óptica de Romi, la situación del arte y la cultura en la ciudad, y en términos generales, es delicada ya que según su experiencia, ciertos aspectos se han descuidados al igual que algunos grupos artísticos de la provincia, siendo ámbitos necesarios para el bienestar de cualquier ciudadano. “Lamentablemente la política está afectando e influenciado todas las artes musicales y lo ideal sería  que en eso de entregarse a experimentar la sensibilidad, las autoridades se entreguen un poco a entender que es lo que hace un artista en esta provincia, la cual  avanzó muchos en los últimos  20 o  25 años…  hubieron políticas culturales hace 18 años, por ejemplo cuando  se formó la Orquesta. Siento se avanzó y lo que se creó, no se cuidó. Es sumamente necesario el cuidado de las instituciones culturales y de los artistas que las integran”, concluye contundente.

Con el mismo énfasis que la maestra y directora María Fernanda Bruno junto a Romina ejercen su profesión, otros cientos de músicos  apuestan el corazón y el cuerpo a sus pasiones y talentos, en este caso la música, día a día, haciendo posible el poder vivir de lo que aman, con responsabilidad, compromiso y entrega.

Si hay algo que es cierto es que el arte, en cualquiera de sus disciplinas, no miente. Es auténtica. Una verdad que como comunicadora espero llevarle a ustedes lectores y ojalá estén dispuestos a escucharla.

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