SALTA (Redacción) – El periodista de La Nación Diego Cabot ayer recibió, de un informante anónimo, una bolsa con 6 cuadernos que pertenecerían a la «Causa de los Cuadernos de la Corrupción», que inició en agosto del año pasado. Estos manuscritos que se presumían destruidos pertenecerían al chofer Oscar Centeno y serían un registro de las visitas del funcionario Roberto Baratta a los empresarios que presuntamente pagaban sobornos.
«Me dio una bolsa blanca y se fue»
«Era un día de trabajo normal, cuando recibí una llamada y preguntaron si podía recibir documentación», comenzó su relato Cabot. «A media tarde me volvieron a llamar y me consultaron dónde estaba», continuó el periodista de La Nación. «En ese momento no sabía de qué se trataba», explicó y detalló: «Me citaron en una esquina [del barrio de Núñez] y esperé durante cuarenta minutos».
En una entrevista con el canal LN+, continuó relatando: «Luego de un rato recibí otra llamada y me dijeron el lugar exacto en el que estaban [esta persona]». «En ese lugar me encontré con una persona que no conocía», manifestó Cabot y describió que el informante: «Debe haber tenido unos 60 años, con una altura de 1,60 metros». «Me dio una bolsa blanca y se fue. No duró más de 30 segundos el encuentro», cerró el periodista.
Los cuadernos están en manos del fiscal Carlos Stornelli
El periodista entregó ayer los seis cuadernos que recibió por parte de un anónimo al fiscal Carlos Stornelli. Según lo que reveló el diario La Nación, el propio funcionario judicial confirmó la autenticidad de los seis ejemplares. Además explicaron que si bien en un primer momento, Oscar Centeno mencionó que los había quemado, el mismo Cabot señaló que «nunca le creyó».
La aparición de los ejemplares generó mucha especulación en las redes sociales. En artículo del periodista involucrado se cuestiona por qué el informante eligió este momento el material. «Cuatro días antes de las elecciones presidenciales, en las que Cristina Kirchner integra la fórmula favorita en los pronósticos», redactó el periodista en La Nación y asegura que se debe «poner como inicio de cualquier análisis».