SALTA (Redacción) – Un informe elaborado por la Universidad Católica Argentina estima un aumento en la pobreza del 40,8 %. Según este trabajo, los índices alcanzados durante la gestión del presidente Mauricio Macri son los más altos de la década y la indigencia alcanzó a un 8,9% de los argentinos. Según el estudio, las zonas más perjudicadas son las del conurbano bonaerense y la ciudad de Buenos Aires.
Casi tres millones de pobres nuevos
Cabe detallar que los datos de la UCA corresponden al tercer trimestre del 2019. Según estos, más de 16 millones de personas en Argentina son pobres, lo que indica un aumento de 2,8 millones de nuevos pobres en el último año. Por su parte, la indigencia también tuvo un incremento significativo. Respecto al 2018, pasó del 6,1% al 8,9%, esto representa un aumento que hoy afecta a 3,6 millones de personas.
El presidente en funciones culminará su Gestión de Gobierno con el histórico número de 40,8 por ciento. Sin dudas, los datos presentados por el informe de la Universidad Católica son alarmantes si se tiene en cuenta que más de la mitad de los pobres en el país son niños y adolescentes, el número exacto asciende a 59,5%. Este escenario implica un riesgo para el futuro de la Argentina porque son las nuevas generaciones las más castigadas por el problema de la pobreza.
Aumento de inseguridad alimentaria
Por otro lado, el informe reveló que los índices de inseguridad alimentaria severa también aumentaron. Precisamente, la cifra pasó del 7,9% durante 2018 a 9,3% en 2019. Cabe remarcar que para la elaboración del índice se midió la pobreza en función de los ingresos y también teniendo en cuenta datos multidimensionales, los cuales incluyen el tipo de alimentación, el acceso a la salud, los servicios básicos, la educación, entre otros.
De esta manera, el informe de la UCA claramente critica la mirada del actual gobierno, el cual sostiene que si bien los índices de pobreza aumentaron, los desarrollos en materia de obras públicas mejoraron la situación de los argentinos. Sin embargo, los problemas económicos no solo afectaron la caída del salario promedio, sino que también empeoró la calidad de vida y el acceso a los servicios esenciales.