SALTA (Redacción) – Tal cual estaba anunciado para hoy se llevó a cabo el paro del campo en contra del Gobierno nacional. El mismo se realizó en la Capital Federal y al final de la movilización se leyó un duro documento con terribles críticas sobre la política económica del kirchnerismo. Esta marcha es lo que se conoció como el «tractorazo«, ya que se movilizaron con sus tractores. Uno de los organizadores fue la Sociedad Rural y contó con el respaldo de actores políticos.
El reclamo fue muy claro y no dejo desperdicio. «No hemos venido hasta acá para pedir que nos den una mano sino para que nos saquen las dos de encima«, reclamaron los productores en el paro del campo. Paso seguido anunciaron su proclama: «quienes vivimos de nuestra producción y trabajo tenemos algo que decir». A pesar de las amenazas que hizo inicialmente el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, donde les dijo que ni se animen a entrar con tractores, lo hicieron igual.
También criticaron la política fiscal e impositiva del Frente de Todos. » No estamos dispuesto a seguir financiando la soga con la que nos ahorcan«, dice el documento del paro del campo en referencia a los impuestos y el gasto público. Un tema que no pudo faltar fue el reclamo por la eliminación de la alícuota. De esta manear, recriminaron que seamos «uno de los pocos y raros países con desdoblamiento cambiario y retenciones». A esto agregaron que «padecemos además 170 impuestos que agobian a todas las actividades productivas y terminan sumándose a los precios que paga el consumidor«, criticaron.
El campo pidió que bajen los impuestos y que gasten mucho menos en política
Tampoco faltó el mensaje dirigido a la clase política en general, pero principalmente contra el Frente de Todos. «Anímense a pensar un país con menos impuestos, gasten menos. arréglense con lo que tienen o dedíquense a otra cosa», reclamaron los productores agrarios. Recriminaron además «la receta del socialismo (y su muleto el estatismo) es siempre la misma», apuntaron desde el campo. En otras palabras, haciendo clara referencia a «envilecer la moneda con emisión, ahogar a las actividades productivas con impuestos y empobrecer a todos para ofrecerse como solucionadores de los mismos problemas que han creado«.
Asimismo, reclamaron mayor libertad para producir y vender. Aclararon que en los países libres la clave pasa por «permitir que quienes generan recursos sigan generándolos y los multipliquen y no expulsarlos. Esto ocurre actualmente con jóvenes y empresas que se van. Los regímenes estatistas propician desatinos económicos que perjudican a todos pero mucho más a los necesitados y vulnerables», repudiaron.
Hay necesidad pero los recursos son limitado
Queriendo aparentar cierta solidaridad con los sectores más desprotegidos, recriminaron el desmanejo de las arcas públicas. «No somos ciegos, las necesidades existen. Pero las necesidades son infinitas y los recursos son limitados. No se puede seguir cargando al burro que mueve la noria y menos comérselo. Para repartir riqueza primero hay que crearla y la mejor manera de distribuirla es el trabajo libre donde los beneficios vuelven a la sociedad sin necesidad de intervención estatal, que además de cara es violenta y distorsiva», continuó con mayor crudeza la carta del campo.
Consignas finales del reclamo de los productores rurales
Finalmente, el campo terminó su movilización con un conjunto de consignas simples. Las mismas fueron: «Basta de mentiras, basta de fronteras que son un colador, basta de entregar nuestro Mar Austral a la depredación, basta de soltar presos y perseguir policías, basta de someter a alumnos y maestros a la dictadura de ideólogos y burócratas. Basta de vándalos y usurpadores, basta de opresión impositiva y basta de sarasa.