SALTA (Redacción) – El sueño húmedo de la Unión Cívica Radical de volver algún día a conducir las riendas del país va tomando fuerza lentamente. Puede salir bien o mal, pero el intento y las intenciones están allí. Uno de los grandes precursores de este intento de recuperación del radicalismo es Gerardo Morales, gobernador de la Provincia de Jujuy y presidente del partido.
Por eso mismo y con el objetivo de no volver a ser el furgón de cola del PRO en Juntos por el Cambio, el gobernador tomó una importante decisión. Justamente esto es lo que llevará a que el próximo martes Gerardo Morales oficialice su precandidatura presidencial dentro de JxC en el Teatro Grand Rex, en la Ciudad de Buenos Aires. El acto se realizará a las 17 horas y contará con el apoyo de correligionarios de todo el país.
Fuentes cercanas al gobernador de Jujuy aseguran que antes del acto se realizarán un par de reuniones con actores claves del radicalismo. Gerardo Morales se encontrará personalmente con Alfredo Cornejo, diputado por Mendoza, y el gobernador correntino, Gustavo Valdés. Cabe destacar que el legislador mendocino evitó que el jujeño tenga una interna en su partido y garantizar su fortaleza electoral.
Juntos por el Cambio y un fuerte abanico de candidatos
El panorama político en Juntos por el Cambio es bastante complejo a nivel nacional y se podría decir que también ocurre lo mismo en cada provincia. Los radicales como los del PRO, todos quien imponer sus candidaturas y demostrar que tienen la mejor opción. Es más, en muchas tuvieron que adelantar sus internas para evitar que el frente se rompa. En Salta, por ejemplo, aún no se sabe si el candidato es del radicalismo o del espacio creado por Mauricio Macri.
Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y Gerardo Morales son los que prácticamente hoy por hoy confirmaron sus aspiraciones presidenciales. Mientras tanto se sigue esperando a ver qué es lo que hace Mauricio Macri o si da su voto de apoyo a alguno de ellos. El gobernador jujeño sueña con volver a ver un presidente radical, el último fue Fernando de la Rúa que tuvo que renunciar ante el estallido social de diciembre del 2001.
