SALTA – Desde la Procuración de la Tesoro de la Nación se tomó una medida drástica debido a las constantes preguntas relacionadas a temas relacionados con los perros de Javier Milei, algo que generó un cierto revuelo. Al considerarse algo invasivo, se habilitó a la secretaría de la Presidencia de la Nación para que estos pedidos de información sean rechazados, bajo el argumento de que son cuestiones privadas del mandatario.
Milei, quien desde que asumió la presidencia no para de recibir fuertes críticas por parte de la oposición, se encontró con esta cuestión meses atrás cuando algunos corresponsales hacían constantemente este tipo de preguntas. A raíz de esto, y para evitar más polémicas, se determinó que no todos los pedidos que se hagan por medio de la norma de la Información Pública entran en la Ley 27.275.
Javier Milei convive bajo muchos cuestionamientos
El presidente de la Nación viene recibiendo muchos pedidos de información, algunos de los más importantes fue relacionado a los viajes que realizó a varios países, donde se encontró con otros funcionarios. La decisión de Rodolfo Barra, titular de la PTN, es para establecer un límite entre la información de las funciones públicas de la vida privada de Milei.
Según lo que sostiene Barra, el preguntar cuestiones que estás relacionados con la raza de los perros, nombre, edad, y el tipo de alimento que consumen es algo insólito. «Admitir este tipo de solicitudes importaría un notorio apartamiento del espíritu y la letra de la Ley, con consecuencias no deseables a la luz del objetivo que persigue el régimen, llevando al absurdo de procesar por dicho procedimiento, pedidos que no involucran cuestiones públicas ligadas a la actividad estatal», comentó Barra.
Por último, volvió a establecer que la Ley de la Información Pública tiene como objetivo dar transparencia hacia el control y rendición de cuentas en el ejercicios de funciones públicas y no acerca de brindar detalles sobre la vida personal de los funcionarios que están a cargo. «La banalidad misma de la cuestión impone no sólo el rechazo del pedido sino que debería mover a la reflexión acerca del gasto (material y personal) innecesario, inútil e intrascendente que, para el Tesoro, este tipo de solicitudes provoca».