Seguir las reglas de la familia real no es nada fácil. Hay miles de protocolos que los royals deben respetar a rajatabla. A pesar de esto, desde que llegó Meghan Markle al palacio, la revolución se sembró. Poco a poco la ex protagonista de Suits junto con el príncipe Harry fue en contra de la corriente y así fue quebrantando varias de las reglas impuestas hace décadas.
El último gesto de rebeldía por parte de los duques de Sussex es negarse a revelar el nombre de los padrinos de su hijo, Archie, que será bautizado el sábado en el castillo de Windsor. El acto no se se llevará a cabo en St George’s, si no en la capilla privada de la reina en el interior del castillo, donde se casaron el príncipe Harry y Meghan Markle en junio de 2018 para que sea más íntimo.
Es tradición de la realeza britanica que sus bebés cuenten con al menos seis padrinos, por lo general algún pariente o amigos íntimos. La lista, que se suele hacer pública horas antes de la ceremonia, permite comprobar quienes son las personas más próximas a los padres. En el caso de Archie había mucha expectativa por saber quiénes eran los elegidos, para determinar sus amigos más cercanos. Incluso se había hablado que la tenista Serena Williams y el actor George Clooney podían formar parte.
Las críticas de los medios ingleses hacia los duques se basan en que argumentan que los duques viven la vida de lujo de los royals pero sin cumplir con los protocolos necesarios. Recordemos que vienen de hacer una costosa remodelación de la casa en donde ahora viven, de casi tres millones de euros. Además, según el medio Mail on Sunday, Markle ha llevado joyas por valor de 671.000 euros en el último año y medio.
El bautismo de Archie solo contará con 25 invitados, entre los que no está Isabel II ocupada ese día con otro compromiso. La sorpresa es que, aunque será una ceremonia muy privada en la cual no habrá acceso para los medios de comunicación, los duques de Sussex esperan poder compartir algunas imágenes tomadas ese día por el fotógrafo Chris Allerton.
Hace un año, los duques de Sussex contraían matrimonio y así revolucionaban el mundo.La boda de ambos fue cerrada, solo para seres queridos y amigos y aunque la prensa contó con algunas fotos, tuvieron un gran operativo de seguridad para que no haya tantos fotógrafos ni se filtren imágenes privadas. Aunque no pudieron con los hackers. Producto de un ataque informático, el fotógrafo oficial de la pareja real, Alexi Lubomirski, se filtraron varias instantáneas íntimas de la boda. El hombre que captó los mejores momentos del gran día, fue alertado que muchas de sus imágenes habían sido robadas. Los detalles de la filtración surgieron cuando Meghan se presentó por primera vez desde el nacimiento de su hijo.
Según medios británicos, las autoridades señalaron que: “Las imágenes fueron hackeadas y luego filtradas. Hubo una investigación interna pero la policía no estaba involucrada”, y agregaron que «la situación ahora ha sido contenida». Aun no se sabe quién está detrás de la filtración, pero las fuentes señalan que se tomaron medidas rápidamente para garantizar que no se produzcan más infracciones. Hasta ahora se sabe que el ataque informático fue realizado en septiembre, pero que las fotografías no comenzaron a aparecer recientemente. Miralas acá.