El regalo de bodas que la reina Isabel le hizo al príncipe Guillermo y Kate Middleton fue nada más ni nada menos que una hermosa casa de campo, situada en el condado de Norfolk, Reino Unido. El nombre de la mansión es Ammer Hall y tuvo varias reformas a lo largo de su existencia: la propiedad se construyó en el siglo SXVIII.
Cada cierto tiempo, los duques de Cambridge, se trasladan desde el palacio de Kensington a pasar unos días de vacaciones en Ammer Hall. Ahora, los niños tienen unas mini vacaciones que hacen los colegios de Reino Unido para celebrar Halloween y la familia real aprovechó para ir a descansar a su propiedad.
La mansión de campo es el lugar perfecto para que los royals se relajen. Comprende de un gran terreno, protegido por una valla que lo rodea por completo y grandes arbustos para mantener la privacidad. Por si fuera poco, la zona está protegida contra posibles objetos voladores, tales como helicópteros o drones.
La edificación fue reformada para hacerla más cómoda para la familia. Además de renovar el interior, también incluyeron mejoras en la pista de tenis y una reubicación de la pileta para mantenerse alejado de posibles paparazzis. Uno de los mayores atractivos es un jardín de invierno, en donde los royals pueden disfrutar de la naturaleza sin pasar frio.
A pesar de que el exterior de la casa es envidiable, el interior también es lujoso. Hay un total de 10 habitaciones, de las cuales una es especial para el matrimonio, ya que es más grande y cuenta con más comodidades como un gran baño privado. Para la reforma, confiaron en el diseñador de interiores Ben Pentreath, con quien ya habían trabajado para remodelar el palacio de Kensington.