SALTA (Redacción) – El dibujo es una de las formas más primitivas y auténticas para representar el mundo desde antaño. Aún hoy, continúa siendo una disciplina artística de gran valor social y cultural, que por suerte, consta de excepcionales referentes, encargados de conservar esta práctica. La ciudad tiene nombre propio cuando nos referimos al dibujo. Se trata de Gustavo Flores, más conocido por su seudónimo “Guflo”, quien esta vez nos invita a ser parte de su taller anual de dibujo, que se dicta todos los sábados de 10 a 13 horas en Pro Cultura Salta, Mitre 331.
“El taller de dibujo tiene como objetivo incentivar a que niños jóvenes y adultos se expresen a través del dibujo, aprendiendo las técnicas básicas para poder representar gráficamente todo aquello que imaginen”, explica Guflo. Un espacio pensado para todo aquel que quiera afinar la punta del lápiz y darle forma a sus ideas, a través de los conceptos y principios fundamentales del dibujo.
Al igual que la inmensa y rica trayectoria de Guflo en la región, el taller cuenta con varios años bajo su haber. El mismo surgió en el año 1998, en el Centro Cultural de la UNSa. Ya en aquel momento, este popular y amado dibujante pudo vislumbrar la utilidad y funcionalidad que podía tener este espacio. Sin pensarlo demasiado, Guflo apostó por su talento y experiencia y los puso al servicio de la comunidad.
“Yo vi la posibilidad de enseñar a hacer dibujos animados en Salta cuando la tecnología con la incorporación de la computadora lo permitió. Ya que hasta entonces la única manera de hacer animación era con cine, es decir fotografía con película, mandar a revelar, lo cual tardaba un mes, había que tener una filmadora, en síntesis, tenía un costo carísimo y era casi imposible hacerlo”, recuerda.
En este sentido, para él la tecnología es una herramienta más que ayuda a la creatividad en el dibujo, podríamos decir un complemento de este lenguaje, con el que debemos amigarnos para dar lugar a nuevas posibilidades expresivas. “Cada día aparecen nuevas posibilidades que si uno las aprovecha pueden ser muy bien utilizadas”, subraya Guflo, un apasionado de su trabajo y un aliado del tiempo.
El desafío de soltar la mano
Guflo está seguro de que todos podemos dibujar; es solo cuestión de disciplina, constancia, ganas, prueba y error, casi como trazar – borrón – cuenta nueva hasta dar en el clavo. “Las personas que tengan interés en aprender a dibujar, las invito a asistir porque es una manera de alimentar el alma y el espíritu. Yo les hago un desafío, a cualquier persona que diga que no puede dibujar, a que conmigo va a aprender”, advierte.
Cientos de alumnos/as han elegido esta propuesta como un espacio de ocio, aprendizaje y encuentro con otros y con sus propias ideas; una garantía suficiente para animarse a probar este taller, el cual consta de clases teórico-prácticas que duran tres horas y tienen dos partes. Cada clase una hoja en blanco nos invita poner manos a la obra y dibujar como si fuese la primera vez.
“En la primera parte les propongo un ejercicio de dibujo donde los alumnos van aprendiendo proporciones, volumen, sombreado, profundidad, movimiento, composición, etcétera. En una segunda parte, hacemos un trabajo más libre dando rienda suelta a la imaginación y la creatividad, donde cada alumno se enfoca en lo que son sus gustos personales”, explica.
Guflo entiende que esta instancia es muy importante para el incentivo del alumno porque al fin y al cabo no importa qué es lo que uno dibuja, sino aprender las técnicas que uno puede luego aplicar en cualquier dibujo. “Hay alumnos que les gusta hacer superhéroes otros quieren hacer retratos, animales, paisajes, automóviles, etcétera”, agrega. Está claro que si algo no nos faltan nunca son las ideas; es solo cuestión de dejar bailar la muñeca al ritmo de la imaginación.
