CULTURA

Cuerpos en movimiento y expresiones urbanas

Sofía Julio Soria hace de la danza urbana un idioma compartido. Resuelta, determinada y tenaz, es el eco de un género que cobra fuerza en la ciudad.

Sofía Julio Soria

SALTA (Redacción) – La danza refleja el movimiento de aquellos que inspiran los sentidos; es la expresión física de un pensar y un sentir. Cada vez son más los que eligen mover su cuerpo como manifiesto de su mundo interior y como respuesta a lo que sucede fuera. Sofía Julio Soria es bailarina de danzas urbanas y hace dos años empezó  a incursionar en la danza jazz. Son once años ya, desde que decidió abocarse a la danza por completo.

Partiendo del reggaetón, el afro y el hip hop, incursionó en la disciplina con total disfrute, entrega y compromiso. De grande decidió jugársela por el Hip Hop, una cultura que encuentra sus inicios, durante los 70’s – 80’s, en Nueva York,  en el Bronx específicamente, un barrio de clase media baja. Este género urbano se caracteriza por la cadencia de cada cuerpo en movimiento y los valores que son impartidos desde esta disciplina.

Siendo una niña, Sofía jugaba a improvisar a la par de la música, creando movimientos y patrones nuevos, lo que hoy se conoce como freestyle o estilo libre. La musicalidad, la conciencia corporal y el  movimiento, son parte de esta propuesta que le ha permitido redescubrirse, aceptarse, arriesgarse y darle rienda suelta a su poder creativo, desde la libertad que su cuerpo le otorga.

Sofía Julio Soria

“Soy capaz a través de esta herramienta, de este arte, de poder transmitir a las personas todo aquello que quiero  que sepan. Puedo decir que mi mama antes bailaba mucho y  ella me abrió esa posibilidad, fue la primera que me insistió para que probara esto.  Desde niña pude quedarme con esta actividad, con una constancia y disciplina que hasta el día de hoy mantengo”, recuerda.

Bailar para vivir mejor

Sofía hizo de la danza una filosofía  y del movimiento un lenguaje con sus propios códigos y principios. En la danza encontró un crisol de posibilidades que le habilitaron una nueva perspectiva sobre su propia existencia y la manera de practicarla todos los días. “Tanto por los géneros que uno puede abarcar como por la capacidad de expresar todo tipo de sentimientos,  emociones, podemos transmitir mucho con la danza y es lo que me motiva a seguir bailando todos los días”, agrega.

Sofía Julio Soria

La cultura urbana emerge a paso firme, por eso Sofía  apuesta al Hip Hop como uno de sus géneros favoritos, debido a que se trata de una práctica empática, libre, divertida y solidaria. En este estilo encontró un bienestar interno y también pudo conocer nuevas formas de vincularse con su entorno, mucho más saludables que aquellas que se agotaron en el discurso.

“Lo que me atrapa del Hip Hop es el concepto de los mismos bailarines a acerca de la danza. Ellos piensan que la danza es compartir con el otro. Todo esto se basa en un aprendizaje constante que uno tiene con uno mismo y con el resto. Uno comparte sus conocimientos, herramientas, entrenamientos y  musicalidad con los otros; nos retroalimentamos, es un ida y vuelta con la otra persona que también baila”, analiza.

“El movimiento también me permitió equilibrar mis emociones. Yo considero que la danza aparte de ser arte, es también una disciplina, al igual que la conciencia corporal. Cotidianamente encuentro inspiración en cosas diarias, tanto para equilibrarme espiritualmente y subir mi energía como para fortalecer mi creatividad”, revela. Los hechos hablan por sí solos.

Seamos el ejemplo y no la opinión

Sofía gusta de auto-explorarse cuando la música suena; entre movimientos fluidos y otros más cortados nos encontramos con esa niña que dio sus primeros pasos con mucho gusto y que todavía hoy, (de) construye la música como si de un rompecabezas se tratase. Una bailarina que gusta de bucear entre los agudos, los graves y las bases que cada canción le propone.

Una joven mujer que encuentra en sí misma, un gran dote de versatilidad, ganas de seguir aprendiendo, el hambre constante de conocer más y más sobre la danza y sus múltiples estilos. “Soy una persona emprendedora y me  gustaría seguir creciendo en la danza, no sólo como bailarina sino también para aportar información a quienes lo necesiten en la danza, de manera tal que puedan  entonces elaborar algo propio y único a partir de ello”, asegura.

“Como mujer también me gustaría tener un papel ejemplar,  el de alguien que plantee proyectos para que las mujeres tengan mayor participación en el ambiente artístico. Hay que buscar formas y generar espacios para que esto sea más equitativo”, expresa. La danza entonces se torna en un espacio político, donde dialogar realidades y promover cambios que hagan a toda la comunidad.

En Sofía nos encontramos con un ejemplo de juventud que no está perdida; es otra joven que nos anima a pensar distinto y a tiempo; a practicar nuestro día a día con otra conciencia, otro fin y otros motivos. “Después de la tormenta sale el Sol”, es una frase recurrente en su vida y quizás hoy un pensamiento que podamos compartir, si al fin y al cabo, la vida nos pasa a todos.

“Siempre lo pienso al estar estancada como bailarina. Los bailarines tenemos esta capacidad de resiliencia. La danza es un proceso más que un aprendizaje. Construimos todos los días. Practicamos, ensayamos, hacemos lecturas de lo aprendido. A veces, el bailarín se encuentra con personas del ambiente que no quieren que crezcas, gente que critica, siempre nos vamos a  cruzar con gente que no construye”, reflexiona.

Salta, un terreno de aciertos y materias pendientes

La cultura urbana es un reflejo de aquello que está pasando en las calles. Es la nueva generación latiendo fuerte y pisando firme. Bailando como quien dice lo que tiene ganas, pero no desde el capricho sino desde la vísceras. Salta es testigo de ello, con la danza urbana creciendo constantemente en los últimos años; la danza urbana emerge y eso es buen síntoma.

“Hay un avance claro y es la inauguración de la Usina Cultural, donde se hacen eventos de este tipo, lo que permitió que la urbanidad tenga un espacio para consolidarse y ser reconocida, poder emerger más”, analiza Sofía, quien lo vive desde adentro y puede encontrar tantas virtudes y potencialidades como materias pendientes dentro de la geografía.

Por un lado, hace hincapié en la desinformación presente en el circuito artístico, la cual se la atribuye al hecho de que no existe información sobre la danza urbana abalada oficialmente. Esto da lugar a poca rigurosidad y profesionalismo en el ámbito.  Es ahí donde se empieza a des-configurar la cadena. Podríamos decir que,  tanta información a veces desinforma.

“Hay bailarines de afuera que visitan la ciudad, dejan información sobre el hip hop, los fundamentos y técnicas pero luego, cuando un profesor lo enseña acá,  lo enseña de manera distinta. Muchos consideran que la danza urbana es algo que cualquiera puede enseñar, como si se tratase de un boca  a boca”, advierte. Pero no todo acaba allí. Hay más.

Paralelamente, otro tema que resulta urgente tiene que ver con el entorno. Academias que no están reguladas e instalaciones que no estan en buenas condiciones son parte de este paisaje de materias pendiente. “Creo que falta  regulación en la ciudad y también en otras provincias. Tenemos que tomar conciencia de esto”, concluye tajante.  

Salir de la versión móvil