CULTURA

In memoriam Edmundo Severo Mena Aguirre y Aybar

Aniversario de su muerte

Edmundo Mena Aguirre y Aybar

El Dr. Mena nació en la ciudad de Santa María, provincia de Catamarca, el 8 de noviembre de 1899 y falleció en la ciudad de San Miguel de Tucumán un 26 de marzo de 1960.

Rescatamos en esta oportunidad una publicación de su biografía.

Edmundo Mena Aguirre y Aybar nació en el seno de una familia de terratenientes, de antigua raigambre. Su linaje es castellano y se remonta a la Edad Media, teniendo escudo de armas. En América, su ascendiente se remonta al Capitán Juan de Mena, uno de los vecinos principales del Alto Perú, que fue junto al conquistador Juan Ramírez de Velazco a poblar la ciudad de Ibatín, en el año 1588.

Debido a sus servicios realizados a la corona española, Juan de Mena, fue designado encomendero de Aconquija. Entre sus hijos, podemos detenernos en su homónimo, Juan de Mena, que fue escribano. En la primitiva San Miguel de Tucumán, de Ibatín, y se emparentaría con familias viejas de la conquista como los Cabrera, Román Pastene, Adaro y Arrazola, Garro y Arechaga, y Cáceres y Godoy.

Nos centraremos en uno de sus descendientes, elcapitán Juan de Mena y Vargas. Nacido en la nueva San Miguel de Tucumán en 1718, casó con María Clara Méndez de los Reyes. Las tierras de Tafí Viejo, Taficillo y Los Nogales fueron de su propiedad. De ese matrimonio nacieron dos hijos. Nos centraremos en uno de ellos don Pedro José de Mena y Vargas, casado con Carolina Alzogaray. Descendiente de este último matrimonio fue, el doctor Próspero Mena, que fuera gobernador de Tucumán entre 1898 y 1901. Otro descendiente fue don Francisco Dionisio de Mena y Vargas, casado con María Micaela Cortés y Arias Velázquez, nieta del encomendero y maestre de campo salteño Francisco Arias Velázquez y de doña Ignacia Sánchez de Loria. De esa rama desciende,  por ejemplo, Isidoro Mena-Cortés esposo de Isidora Castellanos.

A su vez, de ese matrimonio nació Martín Mena Castellanos, casado con Vicenta Veramendi. De aquí desciende Martín Mena Veramendi que contrajo matrimonio con Lastenia Núñez. Uno de sus hijos fue Federico Mena–Núñez, esposo de Elena Aguirre y Aybar, que fueran padresdel doctor Edmundo Severo Mena.

Se recibió de abogado y doctor en Derecho en la Universidad Nacional de Córdoba. Regresó a Tucumán y comenzó a ejercer su profesión alcanzando gran prestigio como jurisconsulto.

Fue uno de los profesores fundadores de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Tucumán, que abrió sus puertas en el año 1938. Fue un gran jurista, llegando a ser catedrático titular de Derecho Comercial II (Papeles de Comercio), director del Instituto de Derecho Comercial, decano, y miembro del Honorable Consejo Superior. Se recibió también de profesor de Filosofía y Letras en la facultad homónima de la Universidad de Córdoba, además de profesor en colegios secundarios de Historia, Geografía, y lógica.   Debido a su contribución al desarrollo del Derecho Comercial, Sociedades Anónimas y Papeles de Comercio, el Honorable Consejo Superior de la Universidad Nacional de Tucumán lo premió nombrándolo “profesor emérito”, máximo reconocimiento que le puede dar a un docente, en 1973.

En el ámbito político militó en la Unión Cívica Radical, siendo elegido legislador de la provincia de Tucumán.

Contrajo matrimonio con la distinguida dama, doña María Eloísa Martínez-Castro Pearson.

Fuentes: Páez de la Torre, Carlos: “Los Mena”. Revista CCC y publicación de la Universidad Nacional de Tucumán.      

ELEGÍA A MI PADRE

Insomnio en marzo, aleve y brutal…

flagelando mis carnes un veintiséis.

Siento ya el espacio circundante

de la muerte

vestida de verano,

atormentando…

la garganta ciega de clamores,

y el desierto gris de mis ojos

que, como pájaros de humo

van hendiendo el alma,

ensombreciéndola

con el ala negra de la pena

Te vas amigo mío, Padre mío…

en tu barca de cardón

navegando la noche sin olvido.

Capitán de mares azules

que ojos humildes de tu pueblo

han llorado.

Acecho el espacio

buscándote,

Y te descubro en el sabio designio

del algarrobo,

en la sangre germinadora del río,

o en la belleza inconmensurable

del perfumado amancay

de la montaña.

Me abandonaste…

pero te siento vital

en la sangre de bucólicos atardeceres

o en el renovado misterio de reverdecer.

Te escucho…

en la melancólica canción

que entona la madre de los vientos

en la carnadura vegetal de los follajes,

o en el arrullo enamorado del agua clara,

que besa la rústica aspereza de la piedra.

Te hablo…

con palabras sin voz.

Sé que me esperas a compartir

tu sueño.

Ricardo Federico Mena-

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