CULTURA

El arte como urdimbre del tejido social

Gabi del Cid es una de las talentosísimas referentes de la Orquesta Sinfónica de Salta. Nos revela cómo transita el cuerpo estable la cuarentena y nos acerca la música como elemento de revelación.

Gabi del Cid

SALTA (Redacción) – La música potencia las virtudes que rigen nuestra realidad y hace resonar nuestras bondades; es la expresión viva de la esperanza, el amor y la gratitud. Cuando escuchamos o hacemos música, el corazón se abre y la mente se expande. En tiempos de crisis, cuando el duelo motiva el silencio y la reflexión, la música es un respiro y un motivo para levantarnos mañana. El arte como urdimbre del tejido social .

Gabi Del Cid  es violista y cantora, nacida en San Juan y salteña por elección propia desde hace años. Es miembro fundadora de la Orquesta Sinfónica de Salta desde que se formó en el año 2001. Lleva la música consigo desde que tiene uso de razón; sus genes se agrupan como  melodías. Según nos revela, la música misma fue lo que la motivó desde un primer momento, “hacer música surgió como una necesidad interior”.

“Y es que la música siempre está adentro de las personas, algunas se dan cuenta muy temprano y otras tarde o temprano la encuentran”, subraya Gabi. Su experiencia convalida su teoría. “Recuerdo ser muy pequeña y estar en pleno invierno haciéndome nebulizaciones con esos aparatos de antes que hacían mucho ruido; yo me quedaba feliz durante horas (cosa que mis padres no lograban entender) y era porque me lo pasaba cantando e inventando melodías sobre esa nota ininterrumpida, como si ésta fuera una bordona”, recuerda, todavía con la misma inocencia en su voz.

Gabi del Cid

Su amor por la música encuentra razón en su madre, quien era periodista pero tenía un oído privilegiado. “Cuando escuchaba por la radio alguna obra del repertorio orquestal o conciertos con instrumentos solistas distinguía, solo de oído,  quién era el compositor. Mientras tanto, mi padre que era enólogo, cantaba, tocaba la guitarra y el piano, también todo de oído”, admite. Al mismo tiempo, sus dos hermanas mujeres, también son músicas.

La música como desafío social y alivio intrapersonal

La música siempre estuvo presente puertas adentro. Indefectiblemente, fue interpelada por esta pasión. Desde pequeña se hacía escuchar a los cuatro vientos, con su voz clara, tocando el violín, el piano y el oboe, pero su corazón estuvo siempre en la viola. Con esa misma vocación, ingenio, curiosidad, simpleza y entrega, decidió apostar por nuevos proyectos que le permitieran llegar a más personas con su música.

GABI DEL CID, ORQUESTA SINFÓNICA

Como bien dice Gabriela, “muchos proyectos en la puerta, esperando que pase el bicho”, así transcurre su vida: con tantas ganas como ideas a disposición.  Trabajó por muchos años, apostando a su amor por la docencia, en la Orquesta Juvenil de la provincia. Allí dirigió la Orquesta de niños y el Coro de niños y jóvenes de la provincia. Junto a Emilio Lepez, solista de oboe y compañero de la Orquesta, crearon los conciertos didácticos de la OSS. “Creemos que educar es apostar a un mejor futuro  y es una forma de revolución también”, aclara.

Actualmente, tiene un dúo de cantoras con una amiga Eugenia Boleda. Apasionada, predispuesta, sincera e inquieta, encuentra en la música el sentido de la vida. La música es causa y es efecto. Cuando leemos, escuchamos o vemos a Gabi podemos decir que no hay mentira en su música. Como se suele decir, “tiene ángel”, una esencia que nos pellizca para recordarnos lo bueno.

“La palabra recordar significa: volver a pasar por el corazón, y como para mí la música es una máquina del tiempo, creo que esta es la misión de la música”, expresa.  En su pasión y su don, encuentra su servicio. “Busco hacer pasar por el corazón a quien pueda escucharme y despertar en ellos un sentimiento de amor. También por eso soy muy cuidadosa en el momento de elegir un repertorio”, asegura.

El IMD al servicio de la comunidad

La pandemia por Coronavirus, ha desatado una ola de reacciones de todos los colores. Lo cierto es que la humanidad está de duelo. Lejos de ser unas vacaciones para hacer nada, las circunstancias nos obligan a replantear nuestros esquemas mientras encontramos que la belleza está en los detalles de todos los días. “La pandemia nos refleja todo, nuestras virtudes y fealdades”, advierte Gabi.

Agradecida por su buen pasar, cerca de sus seres queridos, con comida en la heladera, viviendo en los pies de los cerros salteños, al cuidado de su huerta y de sus hijos, amando a su compañero de vida, Gabriela reconoce que hoy todo esto resulta el lujo de sólo unos cuantos; es consciente de que para otro porcentaje de gente,  cada día es cuesta arriba, una mirada que ha habilitado su versión más solidaria.

Por ello, se ha valido de sus redes  para difundir una frase: “la música sana el alma”, adhiriendo a cada posteo algo propio o ajeno, que resulte un mimo al corazón, una pausa sanadora y un respiro reconfortante. En este marco, vale subrayar la labor ininterrumpida junto a la Orquesta de Salta dentro del Instituto de Música y Danzas de la Provincia y auspiciados por la secretaria de Cultura de Salta.  

“Emprendimos un camino nuevo en la cuarentena:  mostrar la música desde nuestras casas, en el estudio que realizamos cotidiano, como es la vida de un artista dentro de una sociedad como la salteña, incursionando en otros géneros como el folclore por ejemplo. Nos está resultando bonito y difícil porque estamos acostumbrados al “Vivo” pero es un andar que estamos construyendo entre todos, y del cual seguramente saldremos aprendiendo mucho.”, analiza.

Si ingresamos a las redes de Gabriela, por ejemplo, nos encontraremos con un amable video de ella cantando y tocando “Dónde iremos a parar”, citando la zamba Valderrama del Cuchi Leguizamón. Actualmente, también  trabaja en videos  con uno de los nuevos personajes del próximo concierto didáctico. Se trata de Frida Kahlo.  “Con la OSS pensamos que es una bella manera de acompañar y estar cerca de la gente”, asevera.

Tarea para la casa: ser la canción que queremos escuchar mañana

Entendiendo a las crisis como oportunidades de superación comunitaria, todos los trabajadores de la cultura buscan que los vecinos focalizar la energía y dejarla fluir con el arte como herramienta. “El deseo más íntimo es que esta pandemia que nos está quitando tanto, tantas vidas y tantas “libertades“, no solo nos deje dolor y ausencias, sino aprendizaje y entendimiento a cerca de que todos formamos parte de una sola red”, explica Gabriela.

El objetivo al final parece fácil, pero nos damos cuenta hoy, cuando ya  nos ha costado grandes pérdidas, que la vista gorda, la terquedad y la naturalización de las malas costumbres no nos llevan a ningún lado. Basta de figuritas repetidas. “Resulta urgente aprender lo necesario y desaprender lo que ya no va con nosotros, ni con el contexto histórico que nos acontece”, reflexiona.  

En este sentido, Gabi nos propone pensarnos como un todo, en el que nos sostenemos mutuamente, asumiéndonos como  el mismísimo tejido universal. Los seres humanos, la tierra, los animales, el sistema solar: en el universo somos uno. “Siento-pienso que somos una gran sinfonía, cada uno es una pequeña nota que forma parte de una gran obra”, ejemplifica.

Justo allí la música hará lo propio. La Provincia propone tantas actividades culturales cómo diversidad hay en Salta, entonces hagamos uso de ella. “La música, cualquier tipo de música, la que vos elijas: te tararea al oído quién sos y para qué viniste, solo hay que saber escuchar. ¡Salta te da la oportunidad de encontrarte y reflejarte en la música!”, exclama.

El arte como abrigo e ilusión

La  música es el alimento de los dioses, el encuentro tan esperado: el encuentro con el verdadero ser. La génesis. Con este pensamiento atravesando su fibra más íntima, Gabriela se convierte en una importante portavoz a tener en cuenta. Su pasión desenfrenada encuentra en otros la satisfacción de alcanzar su máxima expresión. Por tal motivo, no dudó en sumarse a una iniciativa digital, tan sanadora como innovadora: “Almas en Red”.

“Es una propuesta maravillosa, me llegó la invitación para participar si es que yo creía que eso era posible y de inmediato se me ocurrió hacer algo para palear la cuarentena y hacerme feliz haciendo feliz a alguien. Entonces, propuse hacer videos caseros con música a la carta”, nos cuenta. Desde “Almas en Red” contribuyen al llamado solidario, despertando la empatía que  hay en nosotros.

Como bien lo dice su nombre, la dinámica consiste en que el público pueda pedir la canción que quiera, para dedicarle a alguien a quien le venga bien en este momento. Gabriela hace los arreglos pertinentes, con viola, voz, o las dos cosas. Una vez grabado, el material se envía y se reenvía infinitamente, tantas veces como colaboradores existan, con un mensaje personal de cada quien.

Conversaciones como estas nos dejan ver que la crisis tiene un sentido; que estamos más juntos que nunca porque empujamos para el mismo lado; que la distancia no es el único valor de medida  para definir la esencia de los vínculos; que en el duelo y la fortuna siempre seremos uno y que la música, como todas las artes, siempre resultan ser el abrazo que tanto estamos necesitando en estos días.

Gabriela nos invita a considerar una secuencia de pensamiento, casi como un mantra: “La música sana el alma”. “El arte te salva, la música te sana”. A partir de ahí, el cambio tan ansiado. Honoré de Balzac, novelista francés, pensaba: no existe gran talento sin gran voluntad. En esta crisis, el arte nos salvará, la música nos sanará pero la voluntad dirá si todo valió la pena.

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