SALTA (Redacción) – Desde principio del 2019, el exmilitar Jair Bolsonaro está oficialmente en el poder de Brasil. Pese a su política controversial y conservadora, el presente mandato es uno de los pocos que no piensa dos veces al momento de emitir declaraciones sobre los diversos temas de agenda. En esta oportunidad, el brasileño envió dichos contundentes en relación con la herencia económica que contrajo de gobiernos pasados; y principalmente, de aquellos pertenecientes al Partido de los Trabajadores.
Un mensaje sumamente crítico
Por consiguiente, por medio de un sugerente mensaje desde su cuenta de Twitter, Bolsonaro propició las duras declaraciones en cuestión. El escrito hizo referencia a que durante la época en la que gobernó el PT (2003-2016), Brasil “nunca había sido tan robado”; en referencia a un “proyecto de poder y enriquecimiento”, por parte de los dirigentes de dicho espacio político. Es de suma importancia recalcar, que el partido presidido por el expresidente Lula da Silva; y luego, Dilma Rouseff, pregona intereses totalmente opuestos al pensamiento de ultraderecha actual.
En este sentido, la figura de Bolsonaro enmarca a un político opuesto a las ideas socialistas y de izquierda, que caracterizan al Partido de los Trabajadores. Incluso siempre resalta esa diferencia entre ambos extremos en el marco de sus fervientes discursos. No obstante, pese a sus polémicas decisiones en los últimos meses, es un hecho que la economía brasileña ha tenido un retroceso durante la última recesión; ocurrida entre 2015 y 2016. En aquellos años, quien estaba a cargo del país sudamericano era nada más y nada menos que la propia Rousseff.
“Hasta la fecha, el Estado ha gastado 9.9 mil millones de dólares en compensación y pensiones pagadas a amnistías políticas”, manifestó al respecto Bolsonaro, mediante en un tuit publicado este domingo. De la misma manera, el mandatario brasileño propició otra declaración contundente. “El dinero duramente ganado de las personas ordenadas y trabajadoras fue para pagar a 39.370 defensores de la democracia llamados perseguidos y autodenominados”, publicó el presidente del país sudamericano.
En busca de una reforma jubilatoria
Dentro de los respaldos con los que cuenta Bolsonaro figura un reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Allí se destaca el deterioro en la economía de Brasil. En este paupérrimo escenario, el país carioca cerraría el año con una débil expansión de 0,8%, muy por debajo de las economías más fluctuantes (Perú, Colombia y Chile). Por tal motivo, el presente mandatario brasileño precisa con suma urgencia que la polémica reforma en las jubilaciones sea aprobada por el Congreso.
Para ello, el Parlamento necesita volver a las discusiones sobre este proyecto de ley en las próximas semanas, tras tomarse un breve receso. Desde la llegada al poder del actual presidente, la promesa de implementar esta reforma jubilatoria ha sido uno de sus máximos pilares. En caso de aprobarse, Brasil lograría una meta de ahorro fiscal calculado en un billón de reales (aproximadamente 265.000 millones de dólares) en diez años. La medida sería un punto de alivio para Bolsonaro, quien fuera criticado duramente en los últimos años por diferentes circunstancias.
Una de ellas es la cantidad de familiares que ha instalado en cargos gubernamentales. Según un estudio del diario brasileño O Globo, actualmente hay 102 miembros del “clan Bolsonaro” en algún espacio de la política de Brasil. Además, se le suma una polémica relacionada con la problemática en la Amazonía. Dicho conflicto fue constatado por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE); quien puso de manifieso datos que muestran que en junio hubo un aumento del 88% en la deforestación de la selva amazónica respecto al mismo periodo del año pasado.
