SALTA (Redacción) – La ciudad española de Barcelona declaró la emergencia climática y anunció la puesta en marcha de un paquete de al menos cien medidas. En consonancia con el escenario global, el ayuntamiento liderado por la progresista Ada Colau se comprometió a reducir las emisiones de CO2 de cara al 2030 en 2 millones de toneladas, es decir, un 50% menos respecto de 1992.
Medidas para reducir el CO2
Entre las 103 medidas que cita ANSA, se destaca: “El desarrollo de nuevas hectáreas de zonas verdes, la individualización de la recogida de residuos, así como la reducción de coches alrededor de 200 escuelas”. “Esto no es un simulacro ni un decreto retórico, sino un contrato con la ciudadanía y con las 200 asociaciones y colectivos que han trabajado con el consistorio en la Mesa por el Clima para dar luz a estas propuestas”, aseguró la alcaldesa Colau.
Además, recordó que en total se invertirán más de 563 millones de euros y señaló: “Como ciudad global e internacional tenemos la responsabilidad de lanzar un mensaje al mundo: hemos de actuar con urgencia. Barcelona como ciudad densa, mediterránea y compacta, consume poca energía y genera pocas emisiones comparada con otras ciudades, pero tiene mucho camino por recorrer”.
Medidas para evitar los autos y aviones
En cuanto al tráfico, la contaminación será reducida con una Zona de Bajas Emisiones mediante la prohibición de la circulación de coches contaminantes. Así también, se le pidió a Cataluña que “comience a cobrar el impuesto a los grandes barcos que arriban al puerto”. La alcaldesa, los concejales y los empleados municipales: “No viajarán en avión en trayectos de menos de 1.000 kilómetros si tienen una alternativa en tren”.
De esta manera, se cuestionó los vuelos entre Madrid y Barcelona ya que el trayecto “es 12 veces más contaminante que el tren”. Esta conexión entre ambas ciudades españolas es la de más alta actividad entre ambos aeropuertos, con 2 millones de pasajeros en 2019. Por último, cabe mencionar que las olas de calor, el aumento de la temperatura en los mares, las lluvias cada vez más violentas, son algunos de las consecuencias cada vez más severas que obliga a las principales urbes mundiales a tomar medidas.