SALTA (Redacción) – Un delincuente tomó la peor decisión al irrumpir en la casa de su vecino, a quien creyó seguro de reducir, aún pese a saber que el mismo es un instructor táctico en combate, pero no fue así. Sucede que apenas entró a la vivienda, el sujeto fue directo a la heladera, abrió la misma y cuando miraba qué podía robar, el dueño de casa apareció y le aplicó un solo golpe que dejó desvanecido en el piso al delincuente.
El episodio, sin embargo, no concluyó allí, pues cuando llegó la policía para llevarse al delincuente detenido, sus familiares y amigos aparecieron por todos lados, se enfrentaron a los uniformados para impedir que el acusado sea trasladado a la dependencia policial. Tanto fue el asedio, que los efectivos pidieron refuerzos para poder controlar la turba que rompió varios ladrillos para atacar al personal.
Este incidente, según lo informado por fuentes policiales a Salta4400, ocurrió el domingo pasado poco antes de la medianoche en una casa del barrio 1 de Mayo, en la ciudad de General Güemes, propiedad de Matías Roldán, un joven instructor táctico de 19 años, quien al escuchar ruidos en el comedor de su vivienda, se levantó para ver qué sucedía y se dio con el ladrón, quien husmeaba en su heladera.
Cuando el delincuente se dio cuenta de que había sido descubierto, intentó atacar al propietario, quien lejos de entrar el pánico lo esperó y le aplicó un contundente golpe de puño en la mandíbula que lo dejó desvanecido en el suelo, tras lo cual Roldán llamó a la policía y luego arrastró el cuerpo del ladrón, un joven vecino de la cuadra, hasta la vereda de su casa para que la policía se lo lleve.
Cuando llegaron dos uniformados en una patrulla, el acusado, identificado como Facundo Chaparro, volvió en sí y comenzó a resistir la detención, circunstancias en que tiró una pila de ladrillos y como consecuencia de ello, Roldán resultó lesionado en un brazo y uno de sus pies. En seguida, en tanto, aparecieron dos familiares del joven y enfrentaron a los uniformados para evitar el arresto.
La situación se salió de control cuando aparecieron más familiares y amigos, algunos de ellos mujeres, quienes agredieron a los policías. El acusado aprovechó y trató de huir por el fondo de la casa de Roldán, pero los policías lo persiguieron y lograron recapturarlo. Ante esta situación, los uniformados solicitaron refuerzos para poder terminar con la detención de Chaparro.
Con la llegada de más móviles policiales, la situación se controló y se completó la detención del acusado, aunque sus amigos y familiares insistieron en liberarlo. En sus intentos, los parientes arrojaron incluso piedras a los uniformados, quienes por el hecho detuvieron a otro sujeto por los desmanes cometidos. Roldán, en tanto, radicó la denuncia por la irrupción de Chaparro y por las amenazas recibidas.