SALTA (Redacción) – La condena recayó sobre Roberto Vega, de 54 años, a quien se lo encontró culpable del homicidio de Baltasar Yance, miembro de la comunidad wichi Enacore de Luís Burela, quien falleció tras ser apuñalado en el marco de una ingesta alcohólica el 14 de enero pasado en el interior de una cooperativa tabacalera abandonada, la que funciona como un “aguantadero”, en Apolinario Saravia, al sur de la provincia.
En la audiencia de juicio, en la que se formalizó la sentencia, el fiscal penal de Joaquín V. González, Gonzalo Gómez Amado, representó al Ministerio Público ante la Sala II del Tribunal de Juicio del Distrito Metán, el que formalizó la condena. Como se sabe, en el proceso de juicio abreviado, las partes, en este caso fiscal y defensa, pueden pactar la condena, previo reconocimiento del imputado del delito adjudicado, y así evitar el juicio.
El hecho, según surge del expediente, ocurrió el 14 de enero en el interior de las instalaciones de la Cooperativa Anta Limitada, una construcción abandonada de una habitación de tres por tres metros, escenario donde malvivientes suelen utilizar para refugiarse, o bien, para llevar adelante largas ingestas de bebidas alcohólicas.
Según testigos, el día del hecho, víctima, victimario y dos amigos se habían reunidos en dicho lugar a fin de beber juntos. Todos eran amigos entre sí, cuando de pronto, uno de ellos, Vega, inició una discusión con Yance. «Estábamos con tres hombres más, todos conocidos, tomando vino en la cooperativa cuando uno de ellos discutió con otro y se enfrentaron», dijo uno de los testigos.
Uno de los hombres contrincantes trató de derribar a su oponente, por lo que el agresor sacó un puñal que tenía en su cintura para clavárselo a Yance, de 40 años, tras lo cual se quedó en la escena del crimen, pues estaba bastante ebrio, mientras que los otros sujetos que acompañaban a la víctima y atacante, salieron en busca de ayuda y se dirigieron a la dependencia policial de la zona.
Posteriormente, un móvil policial se dirigió al lugar pero antes de llegar a la cooperadora divisaron a una persona tirada en el suelo, emanando sangre por la región de la caja torácica, sin signos vitales. Dentro de la cooperativa, en tanto, dieron con el homicida, quien reconoció que había causado la muerte de la «persona que está tirada en el semáforo», a quien lo había atacado con un cuchillo porque lo desconoció.
La jueza Carolina Poma, tras recibir la confesión del acusado y la aceptación de los hechos imputados, lo condenó a la pena de 8 años de prisión efectiva y en el mismo fallo, dispuso la extracción de material genético del imputado por parte del Servicio de Biología Molecular del Departamento Técnico del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), previa asignación del Dato Único de Identificación Genética (DUIG), para su incorporación en el Banco de Datos Genéticos.
