SALTA (Redacción) – La inseguridad sumada a la violencia y la impunidad son el tema de agenda además de la emergencia social, económica y sanitaria. Una cosa lleva a la otra, y bajo esa lógica, la realidad se vuelve el escenario perfecto para hacer de las calles el riesgo más grande. En este marco, Salta 4400 dialogó con Omar Ponce, quien es remisero y volvió a sufrir un atentado contra su vida.
Según su testimonio, fue asaltado en barrio Justicia, por la tercer etapa de Solidaridad. “El me llevó a los kioscos que están a la entrada de Solidaridad, donde venden coca y no entró por el costado de la puerta. Le dieron cigarrillos, además que se ve que lo conocen. La chica que lo atendió le dio esos datos al 911, que siempre va para ahí, que sabe dónde vive”, aseguró.
Como todo argentino, Omar se sintió aliviado de que esta vez al menos no lo lastimara. “Me tiró el cuchillo en el cuello pero alcancé a meterme para el auto. Me bajé a encararlo porque estoy cansado”, advirtió. Luego, agrego que el delincuente se baja, se acerca al auto y le tira el puntazo al cuello. Por su parte. Omar se tiró a la puerta del acompañante, y ciego por el enojo, la frustración y el agotamiento, se bajó para correr al hombre.
Sin respuestas, con demoras y el riesgo de todos los días
“Salí a trabajar porque no tengo para comer, tengo los puntos curándose de la última vez. Esto ya no da para más”, advirtió. De hecho, reveló que en 20 días, le roban 3 veces y así nueve en dos años. Al respecto de la policía, como siempre, al sistema le cuesta estar a la altura del servicio que los caracteriza. “Me han demorado más de una hora en la comisaria, no andaba la computadora, muy lenta. Como siempre, pero el 911 fue a decir que me atiendan rápido”, recordó.
Paralelamente, manifestó que Sergio, uno de sus colegas, lo llamó y que esperan ver qué hacer para la semana que viene. “Estaban con ganas de ir a reclamar a GrandBourg para ver si nos toman atención. También apuñalaron a un taxista también, que está internado y casi le rompen un pulmón”, subrayó. La postergación hace estragos y vuelve inevitable dejar atrás los protocolos para salvar la vida y garantizar el pan de cada día.
Sin ir más lejos, el retraso es tan evidente que el desfasaje se vuelve mayúsculo. Al consultársele por las denuncias anterior por los hechos de violencia de los que fue víctima, Omar no titubeó.” A mí me quedaron en llamar y nadie me ha llamado. La AMT también dijo que me iba a llamar y nada”, disparó. Asimismo, recordó que el lunes fue la brigada a su casa. Allí le dijeron que el martes lo iban a buscar para hacer una ampliación de denuncia por intento de homicidio.
Sin embargo, nada es lo que ves. “Me hicieron habilitar el teléfono que me robaron, y nunca vinieron”, finalizó.