SALTA (Redacción) – El caso contra el hijo de uno de los músicos de Los Nocheros sigue de pie y ayer fue la séptima jornada de investigación judicial. El caso de Marcos Lautaro Teruel ahora tuvo la recepción de nuevas declaraciones testimoniales. Entre los testigos, ayer tuvo que declarar un perito de la Policía Federal Argentina y estuvo analizando los archivos de audios vinculados a la primera victima, I.J.A. (víctima menor de edad al momento del hecho).
Este policía es técnico en grabación y posproducción de audios, se le había pedido que determine el grado de autenticidad de las grabaciones y observar si hubo alteraciones o no en estos. El informe del testigo confirmó que dos de los archivos no podían ser considerados íntegros ya que mostraban evidencias de discontinuidad y de estar compuesto por fragmentos. Sin embargo, en el resto de los archivos no hallo indicios de adulteración, manipulación o edición.
El perito subrayó que no era fácil de detectar si correspondían o no a una grabación integra. De esta forma, la autoridad federal insistió en que «la ausencia de evidencia para demostrar la edición no significa que no exista dicha edición. Significa solamente que no se pudo comprobar», se refirió con respecto a los audios probatorios contra Lautaro Teruel.
Cuando se le consultó sobre un fragmento del informe en el cual manifestó que «se puede afirmar que la grabación mantiene una secuencia lógica tanto en el plano semántico como expresivo», el perito describió que esto no significa que no se pudo haber alterado el contenido en lo que respecta a los eventos sonoros. «Se puede editar un archivo y la edición puede hacerse evidente; también se puede editar creando una secuencia semántica lógica», manifestó el testigo.
Por último, se le consultó sobre la defensa de Teruel y la posibilidad de que se pueda afirmar o dudar sobre la no adulteración del audio, el especialista argumentó que era lo más apropiado para el caso usar una terminología que preste a la confusión o doble interpretación. Terminó su intervención, reconociendo que no podía afirmar que los archivos que había recibido fueran grabaciones originales ya que no cuenta con los registros del evento acústico en tiempo real.
