SALTA (Redacción) – El exobispo de Orán que estaba acusado por haber abusado sexualmente de dos seminaristas conoció su sentencia definitiva. Gustavo Zanchetta fue condenado a 4 años y medio de prisión por el delito cometido contra estos jóvenes. Las pruebas que fueron recabando a lo largo de la investigación fueron suficiente para determinar que la denuncia de las victimas era real.
Quienes estuvieron a cargo de este juicio fueron los jueces de la Sala II del Tribunal de Juicio de Orán, María Laura Toledo Zamora, Raúl Fernando López, y Héctor Fabián Fayos; quienes presentaron el veredicto final del exobispo de Orán, quien estaba procesado por delitos sexuales. Los magistrados condenaron a Gustavo Zanchetta como autor del delito de abuso sexual simple continuado agravado por haber sido cometido por un ministro de culto religioso en perjuicio de G.G y M.C.
Al mismo tiempo, se le impuso la pena de cuatro años y medio de prisión por el delito de abuso sexual y se ordenó la inmediata detención de Gustavo Zanchetta, quien tendrá una larga estadía entre las reja después de haber pasado toda su vida divulgando el credo religioso. Una vez que la sentencia tenga la firma definitiva el exobispo será inscripto en el Banco de Datos Genéticos.
Descontento con el veredicto final
Familiares y amigos de las victimas han demostrado su descontento con la sentencia final ya que consideran que cuatro año y medo de prisión es muy poco. Reclamaban y exigían una sentencia más dura para Zanchetta. «Ha arruinado la vida de nuestros jóvenes, la vida de nuestra iglesia, esperábamos una pena máxima, ahora queremos que las víctimas sean atendidas, los chicos están muy solos, esperamos la voz de la iglesia», manifestó algunas de las creyentes que estaban a las afueras del Tribunal.
Otra de las feligreses, recriminó. «esperábamos una pena máxima, le ha hecho mucho daño a la comunidad, esos pobres chicos hoy están sin trabajo, les destruyó sus esperanzas de ser sacerdotes». Uno de los comentarios más desgarradores y dolido fue el de la madre de uno de los seminaristas: «Uno lo consideraba un amigo de mi familia, ¡fue a mi casa y yo con orgullo!, quiero que vaya preso y a una cárcel común», concluyó.