SALTA (Redacción) – Hace casi una semana el Ministerio Público Fiscal dictó la sentencia de 4 años y medio contra Gustavo Zanchetta. Desde entonces sus victimas fueron tomando coraje y empezaron a hablar con la prensa de manera directa o indirecta. Uno de los seminaristas que sufrió el abuso sexual del exobispo de Orán contó que el sacerdote era manipulador y que usaba a las persona para sus intereses.
Uno de los acusados contó que Gustavo Zanhetta presumía de su amistad con el Papa Francisco. Relató que esa situación era algo que generaba presión para denunciarlo y que después de realizar la denuncia lo Iglesia lo dejó abandonado a su suerte. El joven ahora tiene 29 años e ingresó al seminario a los 19. Fue ahí donde se encontró con su abusador. «Todo lo que pasé y viví fue un proceso más largo, a diferencia de otros chicos», relató.
«La verdad que la pasamos mal» en el seminario, expresó el joven. Contó además que en la institución religiosa se ocultaba todo lo que se vivía. Gustavo Zanchetta los discriminaba por ser negros porque «eramos para él prácticamente nada», lamentó. Aseguró que en las denuncias están todas las penurias que vivieron además del abuso. Además, aclaró que «había un grupo selecto» y que «te ofrecía camperas, buzos, computadoras, dinero».
Manipulación y amistad con el Papa
También relató que Gustavo Zanchetta «te tocaba donde eras más frágil» y en su caso particular el sacerdote aprovechaba de la enfermedad de su madre. Peor aún, a veces le decía «yo soy tu nuevo papá, Dios me puso acá»; porque el exseminarista nunca supó quien era su padre. Más grave aún es que presumía de su amistad con el Papa Francisco y que cada vez que volvía de Roma recordaba que estuvo con el Santo Padre.
El trasfondo de todo esto es que utilizaba esa supuesta autoridad para imponer respeto sobre los seminaristas y abusar de ellos. La victima reveló que «nos sentíamos presionados por el hecho de que él nos chapeaba que era amigo del Papa, que el Papa lo protegía». Cuando se le consultó si creía que realmente lo defendía, no dudo: «No solamente lo protege, sino que en este proceso lo vi, quiso mostrar su poderío». Más demostrado aún quedó cuando lo premiaron con un cargo en el Vaticano.
Su partida al Vaticano
El exobispo condenado por abuso sexual se fue a Roma estando acusado de haber malversado fondos, por abuso de poder y violación. La sensación del joven en ese entonces fue «de que si te portás mal, te premian, vos querés ser correcto y no». Admite no haberse sentido acompañado con la denuncia y aseguró: «lo que vivía, todo el trauma y todo lo que yo sentí que se rompió dentro mío, por el hecho de entrar con una ilusión, sin nada y dudando de todo». Sus ilusiones y sueños de ser cura quedaron truncado cuando Zanchetta abusó de él y la Iglesia lo apañó.