SALTA (Redacción) – Días atrás, los médicos de guardia del hospital de Joaquín V. González, del departamento de Anta, renunciaron luego de la agresión recibida por uno de los facultativos, a manos de un acompañante de una persona que reclamaba atención. En la decisión también influyó la falta de infraestructura e insumos para combatir al COVID-19. Situación que se repite en varios hospitales públicos de la provincia.
En tanto el discurso público presenta a los trabajadores de la salud como héroes en la lucha contra el mal, en la práctica se los expone regularmente al contagio, sin cargo de conciencia alguno. La gobernación salteña se mantiene impasible ante las demandas de una inmediata solución a estas carencias. En efecto, desde el gobernador Gustavo Sáenz hasta el secretario de Salud de la provincia, Antonio de Los Ríos, hacen oídos sordos a los reclamos humanitarios de legisladores y organizaciones sociales.
Es así que la gravísima situación y la falta de respuestas de las autoridades se reproduce en diversos ámbitos de la sociedad. En Campamento Vespucio se produjo una tragedia ambiental por derrame de petróleo, consecuencia de la permisividad en las condiciones irregulares de su operatoria. Los empleados de Casinos no cobraron sus salarios y expresan encontrarse en “situación desesperante”, aunque sus reclamos también se pierden en el vacío.
Otros sectores
También los remiseros se quejan porque no tienen trabajo y denuncian que las autoridades “ayudan a propietarios, a las empresas y choferes, nada”. Los afiliados denuncian que, en plena pandemia, en la obra social OSPE “no atienden ni el teléfono”. Los trabajadores rurales no recibieron ni un centavo y su situación es desesperante. Por más que solicitaron que urgentemente vuelva el subsidio intercosecha, no han recibido respuesta oficial alguna.
Al aumento generalizado de los alimentos, se sumó otro más pronunciado aún en el rubro cigarrillos. Ante la limitada distribución de este producto, incluidos los ilegales procedentes de los países limítrofes, se han registrado aumentos de entre el 150 y el 200 por ciento y los comerciantes establecen insólitas exigencias a los consumidores, supuestamente “para evitar que se agoten”. Salta siempre es noticia. Lamentablemente, es difícil encontrar alguna buena.