SALTA (Redacción) – En una contundente nota de opinión escrita en El Intra se demuestra el impacto negativo que tendría el alambrado de Gustavo Sáenz para la Provincia de Salta. No sólo eso sino que aparte el monto valuado es superior a lo que realmente. Aparte, el beneficiado para realizar la obra es un empresario amigo lo cual embarra un poco más la cancha.
Lejos está de ser una verdadera solución al problema del narcotráfico sino se desmantela el aparato judicial corrupto y persecutorio de la provincia. Más bien, el alambrado propuesto por Sáenz es un claro acto discriminatorio, xenofóbico y de racismo. En su afán de querer caer bien, el mandatario salteño hace aquello que le gusta a Milei y a Patricia Bullrich.
El primer gran dato a tener en cuenta es que la cifra destinada por el gobierno para la construcción de la estructura es claramente más alta que lo que cuesta construir un alambrado de 200 metros. Otra característica central a tener en cuenta es que Salta es jurisdicción enfocada en la producción agrícola. Al hacerse público el valor de la licitación más de uno se espantó y molestó.
Una clara muestra de la incapacidad gubernamental salteña es la poca previsibilidad que hay con respecto a la ejecución de la obra. Es que una información de último momento, que fue difundida por el mismo interventor de Aguas Blancas y luego publicada en El Intra, confirma que la construcción del alambrado que separa a nuestra provincia del hermano país de Bolivia, estaría a punto de caerse. O de llevarse a cabo sería abiertamente ilegal.
Problemas
De tal modo, se supo además que los terrenos por donde pasaría el alambrado es propiedad privada. Por lo tanto, ninguna estructura ni obra pública puede realizarse en ese lugar salvo que haya expropiación o definición legislativa. En caso de que esto ocurra el gasto sería el doble ya que se debería pagar al dueño de la tierra y a la constructora amiga de Sáenz.
En definitiva, habría que preguntarse si vale la pena continuar con el acto proselitista del gobernador Sáenz para satisfacer la demencia presidencial. Así es que en los próximos días veremos al verdadero Gustavo Sáenz. Sabremos si es el gaucho dispuesto a defender los intereses y los bolsillos de los salteños. O si decidió ser el perrito faldero del poder central. Aunque para ello tenga que desobedecer, nada más, ni nada menos, que nuestra carta magna.