SALTA (Redacción) – Cuando en este medio y El Intra contamos que toda la clase política y el Poder Judicial de Salta están alineados al presidente Javier Milei lo hacemos con prueba o logrando las conexiones adecuadas. La postura de la jueza Ada Zunino vuelve a corroborar esta situación porque coincide con la postura de eliminar la caratula de femicidio.
Lo más grave de todo esto es que se da en un contexto de aumento sostenido de muertes de mujeres o desapareció de ellas. Insólitamente, el principal fundamento es que se vuelve fundamental garantizar la «cuestión de igualdad» en los procesos judiciales. Cuando claramente se tratan de homicidios con categorías donde se reconoce la desigualdad entre las partes.
A lo largo del año 2024 se registraron 23 femicidios en total, es decir, casi dos por mes. Mientras que, en lo que va del 2025 ya se contabilizan 3 asesinatos de mujeres a lo que se agrega la desaparición de otras dos. La jueza Zunino sostuvo que le «parece acertada porque se viola el principio de igualdad. El trato no igualitario de situaciones similares por el solo hecho de ser una mujer no me parece justo«.
En este sentido, agregó que «el ensañamiento, el modo de ejecución, y el 40 y 41 del Código Penal, que permiten que la pena sea máxima si hay hechos previos y posteriores al delito». Además, cuestionó que para ancianos o personas con discapacidad no cuentan con figuras penales como el femicidio. Como si fuera libertaria, también acuso de tratarse de una visión meramente ideológica.
Lo que ignora la jueza
Lo que la jueza Zunino parece ignorar es que en lo que va del 2025 ya se registran tres femicidios. Además de eso, hay dos mujeres que están siendo intensamente buscadas. Son estadísticas alarmantes y que preocupan a la sociedad, mientras que las voces oficiales hacen una cruzada cultural ante la supuesta ideología de género.
Habría que preguntarle a Ada Zunino si la intensa búsqueda de Jésica Gutiérrez y Rosmery Aramayo no está asociada a la violencia machista o simplemente son delitos comunes y lo hacen por qué ser mujer las vuelve una mercancía preciada para la prostitución o trata de personas. Peor aún si en un par de días ambas víctimas terminan con algún desenlace fatal.
