La exintendenta de Salta, Bettina Romero, reapareció en la agenda pública con un mensaje enfocado en la pobreza y en las dificultades sociales que atraviesan los barrios. Su regreso despertó comentarios inmediatos en la política local y, además, abrió especulaciones sobre sus próximos movimientos en la escena electoral.
Durante su exposición, sostuvo que la pobreza crece de manera alarmante y que la ciudad necesita políticas activas. Según dijo, los aumentos en alimentos, transporte y servicios básicos dejaron a muchas familias sin margen para llegar a fin de mes. Por eso, pidió un plan integral que no se limite a medidas aisladas.
En paralelo, Bettina Romero criticó la falta de coordinación entre provincia, Nación y municipio. En su visión, la ausencia de una estrategia conjunta impide resolver los problemas de fondo. Además, remarcó que la ayuda actual solo funciona como un parche que no alcanza para revertir la emergencia social.
El mensaje tuvo eco inmediato. Dirigentes opositores interpretaron su regreso como un intento de reposicionamiento, mientras tanto, en el oficialismo algunos lo leyeron como una movida electoral anticipada. En cualquier caso, analistas locales coinciden en que su voz vuelve a tener peso en el debate provincial.
Organizaciones sociales también aprovecharon la ocasión para sumar reclamos. Denunciaron que la pobreza afecta con fuerza a niños y adultos mayores. Además, advirtieron que la precariedad en la provincia supera la media nacional. Informes del INDEC confirman que los índices de pobreza e indigencia siguen en aumento en el NOA, lo que refuerza las críticas de Romero.
En este contexto, su reaparición instala nuevamente un tema sensible en el centro de la política salteña. Finalmente, su llamado busca interpelar a la dirigencia y reconectar con un electorado golpeado por la crisis cotidiana.