La diputada Emilia Orozco volvió a quedar en el centro de la escena tras denuncias que la vinculan con la creación de nuevos portales digitales. La dirigente habría impulsado esos espacios para reforzar su imagen, lo que encendió críticas dentro y fuera de la política.
Dirigentes opositores remarcan que el manejo de esos medios erosiona la confianza en el periodismo y distorsiona la discusión pública. También advierten que se trata de una estrategia peligrosa, porque coloca a la prensa en un rol subordinado al interés de una figura política.
En el entorno de Emilia Orozco rechazan esas acusaciones y aseguran que buscan dañarla con rumores. Según plantean, la legisladora concentra su trabajo en el Congreso y no dedica tiempo a operar medios.
El malestar se trasladó a distintos bloques, donde algunos legisladores sostienen que este tipo de prácticas condicionan la agenda parlamentaria. La centralidad de la diputada, ya marcada en las sesiones, se multiplica con la visibilidad que le ofrecen tanto portales críticos como afines.
Analistas en comunicación comparan este caso con antecedentes en provincias del NOA, donde dirigentes usaron canales propios para instalar discursos favorables. Ese modelo, dicen, termina por tensionar las internas políticas y alimentar divisiones en los espacios de poder.
El debate se amplió más allá de la política y ya aparece en las redacciones periodísticas. Varios periodistas remarcan que el crecimiento de sitios vinculados a dirigentes amenaza la pluralidad de voces. La discusión también atraviesa a empresarios de medios que sienten que el terreno digital se usa como herramienta de propaganda.
En este contexto, la figura de Emilia Orozco gana protagonismo. Sus movimientos generan interés en la oposición y en su propio espacio, que deberá definir cómo administrar la tensión entre la acción legislativa y el impacto mediático.
