La dirigente del PRO, Oriana Névora, salió a defender su candidatura dentro del frente oficialista que conduce el gobernador Gustavo Sáenz. En este escenario, aseguró que su decisión refleja un compromiso real con la gestión provincial y no un movimiento electoral oportunista.
Además, explicó que su postulación busca consolidar la unidad del espacio y aportar al proyecto que gobierna Salta. Por eso, rechazó de manera firme las críticas internas que la acusan de haberse acercado al saencismo por conveniencia.
En cambio, destacó que la política requiere coherencia y que los dirigentes deben asumir responsabilidades claras en tiempos de crisis. Según señaló, la provincia necesita acuerdos amplios para enfrentar problemas como la inflación, la falta de empleo y la caída de la obra pública.
Las reacciones dentro del PRO no tardaron en aparecer. Mientras algunos sectores cuestionan su alineamiento con el oficialismo, otros valoran que apueste a un esquema de gobernabilidad estable. En paralelo, su figura se consolidó como uno de los ejes del debate interno.
En sus declaraciones, Oriana Névora insistió en que la prioridad es defender a los salteños y respaldar los programas sociales de la provincia. Además, afirmó que su trayectoria política le otorga legitimidad y que los cuestionamientos forman parte de la competencia democrática.
Sin embargo, analistas advierten que su posicionamiento expone la tensión histórica entre quienes prefieren mantener la identidad pura del PRO y quienes optan por integrarse a estructuras locales más fuertes. Esa discusión se repite en varias provincias del NOA, donde las alianzas cambian según la coyuntura.
Mientras tanto, Névora aseguró que está dispuesta a dar el debate en cada espacio y que serán las urnas las que definan el respaldo popular. En este contexto, su candidatura se convierte en una prueba clave para medir hasta dónde llega la alianza entre el PRO y el saencismo.
Por eso, referentes nacionales observan con atención lo que ocurre en Salta. La forma en que evolucione este caso puede anticipar la dinámica electoral de otras provincias del norte, donde las coaliciones atraviesan la misma tensión entre identidad partidaria y pragmatismo político.
