La diputada Emilia Orozco dio un paso polémico al presentarse en el acto nacional con Javier Milei, algo que muchos interpretan como un traspié estratégico. En el Movistar Arena, el presidente ofreció un espectáculo que mezcló música y política, mientras numerosos críticos señalaron que la presencia de Orozco favorece más al relato nacional que a su propia campaña en Salta.
Orozco lidera varias encuestas en la provincia y, para muchos analistas, no tenía necesidad de arriesgar su imagen en un evento cargado de simbolismo nacional. Su decisión de apoyarlo tan explícitamente generó cuestionamientos internos y externos. Quienes la observan desde Salta afirmaron que ese tipo de gestos alinean su figura con un discurso que podría alejar electores moderados.
La apuesta de Orozco parece alinearse con la estrategia de La Libertad Avanza, que buscó darle visibilidad nacional al acto. Pero para ella, que su capital político se asienta en su base provincial, ese escenario pudo tener más perjuicio que beneficio. La diputada se expuso ante un público polarizado, mientras quienes no la acompañan localmente lo perciben como un gesto excesivo.
En redes y medios nacionales, el acto fue retratado como un espectáculo político-rock. Milei lideró el evento con un estilo espectacular, mientras la gestión real del país quedó relegada en la crítica. El contraste fue notorio: intervenciones simbólicas frente a reivindicaciones sociales ausentes.
Para Orozco, esto representa una encrucijada: conservar su conexión con el espacio libertario nacional sin perder arraigo local. Sus decisiones de aquí a los días previos a la elección definirán si este error se transforma en cicatriz o en oportunidad.
