La Universidad Nacional de Salta (UNSa) aprobó su presupuesto interno para el 2025 pese a no contar aún con una asignación oficial por parte del Gobierno nacional. La decisión se tomó el pasado 11 de julio en una sesión extraordinaria del Consejo Superior, donde el despacho de mayoría fue aprobado por 21 votos a favor, 6 en contra y 2 abstenciones. Es la primera vez desde 2022 que la casa de estudios logra definir una planificación formal de gastos.
Según detalló el rector Miguel Nina, el objetivo principal fue regularizar el esquema presupuestario luego de dos años de funcionamiento en modo provisorio. En diálogo con FM Profesional, el rector aseguró que desde su asunción venían gestionando sin previsión, pero que finalmente se pudo organizar una proyección para el segundo semestre del año.
El presupuesto elaborado estima un gasto de $65.707 millones. De ese total, el 94,46?% proviene del Estado nacional, aunque en forma de transferencias mensuales y no como una partida aprobada formalmente. La UNSa opera con estos fondos mientras espera una definición por parte de la Nación. El 87,14?% del presupuesto estará destinado a gastos de personal, lo que representa más de $57.300 millones.
Uno de los problemas señalados por las autoridades universitarias es que el cálculo del Ejecutivo nacional se basa solo en sueldos liquidados, sin contemplar la totalidad de los cargos de la planta docente y no docente. Eso impide cubrir vacantes y sostener áreas críticas. Aun así, la universidad logró avanzar con su planificación.
Para funcionamiento general, el presupuesto prevé apenas $8 millones, que se repartirán entre becas, el jardín materno, infraestructura, soporte digital y el sistema informático SIU. Del total, casi el 25?% se destinará a programas de asistencia estudiantil.
En busca de certezas, el rector viajó a Buenos Aires y se reunió con funcionarios de la Subsecretaría de Políticas Universitarias y el Presupuesto Nacional. Allí reiteró la necesidad de dotar a las universidades de mayor previsibilidad y menos discrecionalidad en la asignación de recursos. Mientras tanto, la UNSa continúa con su funcionamiento regular gracias a transferencias mensuales, aunque sin garantía de continuidad formal.
La situación se suma al complejo escenario que viven otras instituciones del NOA, que atraviesan recortes y redefiniciones presupuestarias. La universidad intenta sostener su misión académica con recursos ajustados y sin señales claras del Gobierno central.