POLÍTICA

No fue el Gobierno, sino 90 familias: el camino que cambió vidas

En Salta, 90 familias dejaron de esperar. Armadas con palas y convicción, construyeron un camino olvidado por el Estado hace 10 años, transformando su acceso a la salud y la educación.

En lo profundo del noroeste salteño, 90 familias decidieron actuar donde el Estado no llegó. Tomaron palas y piquetas y, tras años de promesas incumplidas desde 2015, construyeron un camino a fuerza de esfuerzo humano. Lo que antes tardaba hasta 14 horas de caminata, hoy es un paso clave hacia salud y educación. Todo, gracias al empuje de esta comunidad olvidada.

Un informe de Telenoche retrata no solo la desidia estatal, sino también la fuerza de los vecinos. Habitantes de tres pueblos se unieron por necesidad. Buscan acceder a lo básico: asistencia médica y escolar. La emoción es visible.

Una vecina, entre lágrimas, cuenta lo que significó ver tierra removida y huellas nuevas. En el video se escucha: “Desde 2015 venimos escuchando que el camino llegaría a nuestros pagos. Jamás se hizo nada”. La impotencia se volvió acción.

Lo que sorprendió más que el polvo fue la organización comunitaria. Hubo planificación colectiva, solidaridad entre generaciones y turnos diarios de trabajo. Demostraron que cuando el Estado no aparece, la comunidad se autogestiona.

Lo que este hito revela está tan luzcoordinado como la piedra que hoy sostienen sus manos: no se trata solo de abrir un sendero, sino de abrir una grieta en la indiferencia. Las 90 familias construyen dignidad y recobran voz frente a la falta de políticas públicas en regiones remotas, donde la ausencia de acceso define oportunidades.

Perspectiva: podría tratarse del comienzo de un reclamo organizado que exige pavimento, cunetas y mantenimiento por parte del Estado provincial. El caso también funciona como faro para otras comunidades que enfrentan rutas abandonadas, pozos petroleros sin señalización y abandono institucional.

Este tipo de acciones comunitarias resuenan con una atención notable en redes y medios regionales, y confirman que es posible movilizar a vecinos cuando el incentivo es tangible: el camino no es un fin, sino el medio para alcanzar una escuela, un hospital o un mercado.

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