El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, defendió su voto en contra de los vetos aplicados por el Gobierno nacional y afirmó que “el desequilibrio fiscal no está ahí”. Su posición abrió un nuevo capítulo en la relación entre la provincia y la Casa Rosada, en medio de una campaña marcada por tensiones.
En declaraciones públicas, el mandatario sostuvo que el argumento fiscal no puede justificar decisiones que afectan a las provincias. Señaló que las cuentas nacionales se deterioraron por otros factores y no por los beneficios que reciben los sectores más vulnerables.
El mensaje generó reacciones inmediatas en el escenario político. Dirigentes locales valoraron que Sáenz plantee la defensa de los recursos provinciales, mientras desde el oficialismo nacional lo acusaron de hacer un cálculo electoral con su postura.
En paralelo, Gustavo Sáenz advirtió que el norte argentino necesita medidas urgentes para sostener el empleo y la producción. Recordó que la inflación, el costo del transporte y la falta de inversión en infraestructura golpean más fuerte a las economías regionales que a las grandes ciudades.
Analistas señalan que su estrategia busca marcar distancia de la gestión nacional sin romper del todo los puentes de negociación. La defensa del federalismo aparece como bandera en la campaña del NOA, donde otros gobernadores también reclaman un reparto más justo de los fondos.
El tema llegó al Congreso, donde legisladores debatieron la validez de los vetos y la necesidad de revisar el modelo fiscal. Mientras tanto, empresarios y gremios de la región insisten en que la prioridad debería ser proteger la actividad productiva.
La discusión deja en evidencia la tensión creciente entre Nación y provincias. Documentos oficiales del Ministerio de Economía muestran que el gasto público sigue en revisión y que los recortes afectan de manera desigual. En ese contexto, la postura de Sáenz se convierte en un gesto político fuerte que lo coloca en el centro del debate federal.
