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SOCIEDAD

El gran pez: la vocación como herramienta de transformación en el siglo XXI

Marianela Souilhe es médica e hizo de su profesión un servicio 2.0, capaz de actualizar el paradigma de la medicina y la salud en la postmodernidad.

SALTA (Redacción) – Aquellos que hacen de su vocación una manera de mirar al mundo y estar en él, comprenden que su existencia merece un propósito. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Quién? Muchas preguntas que se abocan a resolver la misma encrucijada. Aunque la transitoriedad es la constante en la vida, nuestro pasar no es en vano. Somos historias vivas y eternas, capaces de contarse una y otra vez.

Con tan sólo 29 años, Marianela Souilhe es médica desde el 13 de diciembre del 2012 y Especialista en Gastroenterología y Endoscopía digestiva desde el 1 de julio del 2018, datos a los que recuerda con precisión. Y es que son esas fechas las que, por más superfluas que parezcan en el marco de un calendario con 365 días, la definen como mujer.

Jujeña, viviendo en Salta, es amante del deporte desde muy chica, unas de las facetas que la llevo a encontrarse con el fascinante mundo de la medicina. «Creo que una mujer debe ser fuerte y ser fuerte te hace libre», señala al respecto. Esa contundencia y asertividad son parte de su carácter y de la filosofía que atraviesa a su propuesta.

Alinear la atención con la intención

Marianela entendió que adaptándose podía sobrevivir pero que en libertad, podía triplicar su potencial. Venimos al mundo con limitaciones dadas o si se quiere impuestas, pero está en nosotros encontrar la belleza dentro de este caos, o en otras palabras, decidir nuestras acciones y alcanzar la máxima grandeza, en cuerpo y alma.
Un poco de esto me transmite  cuando hablamos. Nos topamos con una mujer curiosa, enérgica, amable, jocosa y por sobre todas las cosas, que ama lo que hace. Su consultorio es apenas un esbozo de su identidad.

 «Quería hacer el Profesorado de Educación Física cuando estaba patinando. Fui a la Selección Nacional de Patín Carrera siendo adolescente. Después entendí que en nuestro país esta mal catalogada la profesión. No se le da la importancia que tiene, por lo que investigando un poco más entendí que podía ser médica deportóloga. Empecé así», recuerda.

“Más adelante, me di cuenta que en realidad mi obsesión por el deporte era más de mi etapa adolescente y empecé a tomar contacto con otras especialidades. Ahí encontré la Gastroenterología como una ciencia amplia. El entender que nosotros los humanos somos máquinas de absorber todo el tiempo, me dio un empujón para decidirme por ella», agrega Marianela.

Sumada a esa inclinación, siempre le gusto ayudar a otros. «Ser médico es un trabajo como todos. Pero definitivamente tenés que tener una vocación de ayudar a otros. La necesitas. Poder ser médico, pero para ser un buen médico, necesitás esa vocación», subraya.

Horizontalidad, pedagogía y ojo crítico, las claves de una buena gestión

He aquí el quid de la cuestión. Esa pasión es la que supone un carácter diferencial en el mercado, más aún en el de la medicina, donde existen cientos de profesionales abocados a la salud. Su convicción y determinación la hacen protagonista de un apartado.

 En un entorno en el que prima la burocracia y un modo industrial de atención, los manuales y los protocolos, ser la excepción a la regla es una ventaja que sale a la luz de buenas a primeras. Retomando la película «El gran pez», podríamos decir que salir de la pecera es aterrador por la incertidumbre del océano que la rodea. Pero a veces, nadar en esas aguas es la mejor opción y la decisión más acertada.

«Trato de estar en el mismo lugar que el paciente. No hay un médico Todopoderoso. Estoy al mismo nivel. Les hablo con las mismas palabras. Siento los mismos dolores que el paciente, porque es la realidad. Eso es así. Me caracteriza el poder ver más allá que una cita en el consultorio. Logro sumar cosas. No se trata a veces sólo de un dolor de panza. Tengo que llegar al nudo para hacerles entender cómo solucionarlo”, revela.

“Además, a mi me encanta hablar y yo creo que si la persona entiende por qué hacer ciertas cosas, entiende el diagnóstico y la patología va a hacer lo que le estás pidiendo. Otra cuestión fundamental es que trazo planes. Yo veo un paciente, lo analizo y pruebo. Tengo un plan previo. Tengo una ruta pre marcada», añade.

Es decir, Marianela fusiona la Gastroenterología,  el Deporte y la Medicina evolutiva dando lugar a una metodología que pocas veces  encuentra uno cuando recurre a pedir ayuda. En este sentido, la medicina evolutiva comprende que el ser humano ha sido siempre el mismo, y no modificará demasiado su fisiología, entonces busca ver cómo adaptarlo a este entorno, las rutinas y demandas actuales.

Derribando mitos y conquistando libertades

Sin embargo, es cierto que la medicina – y la ciencia – resultan parte de un universo difícil de comprender, a veces tan ajeno. Pero si nos desprendemos de estas ideas rudimentarias, podremos ver que al fin y al cabo estamos hablando de nuestra propia supervivencia.

«Desde siempre se configuró que debemos ir al médico cuando estamos enfermos y eso es culpa de los médicos. También es verdad que la medicina actual no está en un momento en el cual exista en la mente de los médicos la prevención como eje. En general vas poniendo parches a la situación. No es eso lo ideal. Se trata de ofrecerle al paciente herramientas para que a largo plazo cambie su manera de entender las cosas y se cuide a sí mismo», explica.
No son casos contados como una mano, más bien se trata de un daño estructural que interpela a todos los rubros. Un acostumbramiento que enferma. Atrás quedó el «más vale prevenir, que curar».

«Tenemos un sistema de salud que en general no está basado en prevención aunque existen muchas campañas, pero éstas son estacionales. El hecho de que no exista una nutricionista o un Profesor de Educación Física en cada barrio barrio, dando clases gratuitas y masivas de alimentación y ejercicio físico, no permite que el público aprenda las bases fundamentales para estar sanos. ¿Cuáles son esas bases? La buena alimentación, el ejercicio físico y los buenos pensamientos. Se trata de ver el vaso medio lleno», analiza.

La pedagogía y la comunicación entonces emergen como las aristas fundamental para forjar cambios verdaderos. Quitarnos los prejuicios de que la medicina se agota en una pastilla, una receta, el reposo y las vacunas. Es una ciencia tan misteriosa como atrapante. Entender cómo funciona nuestro cuerpo es mayúsculo y hacernos cargo de él, lo es todavía más.

«Siempre trato de decirles a las personas lo que están haciendo mal, pero como una manera de que vean cómo llegar al punto óptimo. No significa que es el peor error de tu vida. Somos médicos, nos equivocamos y somos humanos. Entonces es una combinación de cómo nos impusieron falsas creencias , de que faltan políticas públicas de prevención a gran escala y la escasez del buen trato del profesional», asegura sin pelos en la lengua.

Medicina on demand

«Mi próxima meta es mejorar mi comunicación para llegar más a otros. Mostrarles estos conocimientos para que puedan tomar las riendas de su vida y mejorar», remarca.
De hecho, Marianela es conocida en las redes sociales y continua emergiendo en este escenario. Ha logrado conjugar su vocación, los libros y  los requisitos imperiosos de la época, pudiendo interactuar de manera dinámica e interactiva con los pacientes que la elijen. Sin dudas, se ha dado el lugar para salir de la zona de confort y planea continuar haciéndolo.

De allí, la importancia del criterio y la ética profesional como habilitadores de una sociedad más sana y más concienzuda.

«Creo que si la persona tiene mala información toma malas decisiones. Eso no puede pasar en este siglo donde vos ponés cualquier cosa en internet y tenés la respuesta. El tema es que la sobre-información tampoco es buena. Hay muchos pre conceptos de la época de la colonia que siguen metidos en la mente, y eso sucede porque no nos encargamos de informar y resolverlo”, admite.

“Asimismo, considero ese hay muchas personas que están en una situación que no les gusta porque simplemente tienen malos modelos mentales no porque así lo quiera. Las cosas como son. Hay que hablar claro así la personas pueden elegir. Debería existir esa posibilidad. Hay que hacerse cargo de lo que decidimos», agrega.

Las falencias de un sistema enfermo y una pizca de luz para la nueva generación

Vale entonces hacer foco en nuestro sistema de salud. Marianela asevera que tenemos tres hospitales actualmente pero que sólo funcionan como tal, dos de ellos. Paralelamente, existe  una población que crece exponencialmente y en esta situación, se engendran las grandes falencias.

«El Hospital Papa Francisco funciona como un centro de derivación. Es un espacio e esta muy bueno pero que necesita más equipamiento, recursos humanos de calidad para que la gente no necesite ir al San Bernardo. Mientras tanto, el Hospital Materno Infantil es un ejemplo en la región. Creo que lo que no funciona en nuestro sistema es el primer nivel de atención», expresa.

Del otro lado, recalca el papel fundamental de la residencia de Medicina Familiar como alternativa de solución  a estas problemáticas. «Estaría bueno darles a esos profesionales, la posibilidad de evolucionar como médicos y que a su vez, haya médicos 24 hs en los Centros de Salud. Lo cierto que si sos adulto vas al San Bernardo. Si sos niño vas al Materno y si sos de la Zona Sur terminas en el Papa Francisco, que a veces terminan derivando a los pacientes y no porque no quieran atender sino porque, no están los profesionales ahí.

El  sistema de residencia bien desarrollado en la región y con estudiantes bien pagos es una virtud con la que contamos y de la que debemos valernos al momento de repensar hacia dónde vamos.  «Si creo que una desventaja es que esta todo centralizado en Capital. Pero te vas al interior y no hay un especialista. La gente tiene que viajar, además viajan sin un criterio claro ya que no siempre se necesitan especialistas. Habría que fomentar por eso los puestos de residencias y asignar cargos. Si hay gente que quiere trabajar y que necesita, entonces debemos darles cosas para trabajar porque también tienen familia», advierte.

Dime qué  comes y te diré quien eres

Por cada bocado que damos, no solo ingerimos comida. A veces, comemos lo que no decimos, lo que no hicimos, las penas, los problemas, las angustias, el estrés mismo. La vida no es mecánica y al tomar esa decisión – qué comemos, cómo y cuándo – nos involucramos, nos hacemos más presentes, nos manifestamos. Es un acto de libre albedrío.

«Yo digo que el sistema gastrointestinal es el patovica de nuestro cuerpo porque tiene el mayor sistema linfático del cuerpo. Entonces sí, vos sós lo que comes porque es lo que te nutre. Es lo que va a ir a tus célula, va a ser la materia prima de tu producción.  La gente hoy come muchos productos ultra procesados por lo que luego duermen mal o tienen sueño, y eso te condiciona en la atención a tus hijos, las ganas de compartir, tener mejores proyectos de trabajo”, explica.

Uno es lo que come, y todo lo que traemos con nosotros. Según Mariana, eso no  determina un resultado. ¡Y en buena hora! “Por ejemplo, la OMS dice que deberíamos hacer mínimo 75 minutos de ejercicio moderado intenso y como ideal, 150 minutos semanales moderado intenso. Los 75 minutos son 10 minutos por día. ¿Quién no los tiene? Y 150 es 20 minutos por día. Hacerlo es un pasaporte de la salud a largo plazo», profundiza.

Mi cuerpo es  mi templo y el auto conocimiento la mejor medicina

«El que no sabe lo que busca no sabe lo que encuentra», remarca Marianela, animándonos a convertirnos en emprendedores de nuestro destino, a encontrar el aporte.  «Para mi es fundamental que cada persona sepa que quiere ser. Mucha gente no sabe lo que quiere porque no tiene objetivos, van boyando. Cuando uno tiene objetivos puede dirigir su vida. Cuando te das cuenta y lo haces, simplemente tenés un avance exponencial», esclarece.

Al final se trata de no caer en tentaciones ni quedar pegados a los anzuelos que nos pone la vida, sino  de hacer de nuestra libertad un poder. El poder de conocernos lo que pasa por dentro y  reconocernos extraordinarios, trazando nuestro propio camino. Haciendo lo que tengamos que hacer para estar donde queramos estar.

«Se trata de poder moverte con libertad, pensar con libertad y poder sentirte bien en el día a día. De otra manera,  somos dependientes. El cuerpo es nuestra casa y queremos una casa linda, limpia, firme, entonces lo mismo con el cuerpo. Tenemos que tener bases sólidas, brindarle chapa y pintura cada tanto. Es lo que comes y con quién te relacionas. Es importante entender que hay un contexto que te condiciona a no estar sano como corresponde. Pero no es determinante,  ya que uno con las herramientas y hábitos correspondientes puede cambiar”, ahonda.
«Estamos condicionados pero no determinados. Vos sós responsable y podés hacerte cargo», concluye Marianela, quien resultó tan oportuna como un oasis en medio de un desierto de diagnósticos fatales.

Hipócrates pensaba: “dondequiera que el arte de la medicina es amado, también hay un amor a la humanidad». Marianela ama.

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