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SOCIEDAD

La mujer: ¿Ha jugado más un trapo que un papel en la historia?

Compartimos con nuestros lectores una columna del prestigioso periodista Ernesto Bisceglia

Marzo mes de la mujer en Salta - culturasalta.gov.ar
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Ernesto Bisceglia
Ernesto Bisceglia

SALTA (Ernesto Bisceglia) – Verdad es que la lucha de las mujeres por ser reconocidas en una paridad en la sociedad tiene tantos años como la historia misma. De hecho, la caída de la humanidad se atribuye a la mujer según el mito del Génesis. Esto sin contar con que su antecesora, Lilith, fue apartada por Dios por su rebeldía a sojuzgarse; de ahí que esta mujer maligna para muchos sea considerada como la “Patrona” de las feministas y abortistas.

Hacia adelante, durante la época de las grandes civilizaciones a la mujer le estaba prohibido participar de la vida pública y política y en la ciudad estado espartana su función estaba reducida a brindar placer al hombre y tener hijos para el sistema. Sin embargo, la mujer tenía un gran ascendiente sobre el hombre desde las sombras: era la que interpretaba sus sueños y aconsejaba a los magistrados. El Oráculo era terreno de las pitonisas, algunas célebres en la Biblia y aunque las menos, llegaron a gobernar imperios como Makeda o Balkis –según la tradición etíope o islámica- la Reina de Saba que enamoró a Salomón; Nefertiti, quizás revolucionaria como su esposo Akenatón que eliminó a los dioses egipcios para implantar el monoteísmo de Atón, o la misma Cleopatra que comandó el Egipto y doblegó nada menos que a Marco Antonio y César.

En la Palestina la condición de la mujer no era mucho mejor, por el contrario, por tratarse de tribus de baja condición, la mujer valía menos que un camello. Sin embargo, el cristianismo la revaloriza más allá de todas las naciones, una verdadera paradoja que saliendo de la tierra más primitiva llegase a ser igual e incluso más que los hombres.

Durante la Edad Media, la mujer fue objeto de expiación de la furia y la soberbia de un catolicismo machista e ignorante que la signó como bruja y le aplicó los términos del “Maleus Maleficarum”, una obra infame, inspiración de dos monjes dominicos misóginos y así miles fueron asesinadas de manera cruel.

¿Fue acaso Papa una mujer? La leyenda afirma que si, cuando hacia 855 una mujer –Juana- habría ocupado la Silla de Pedro bajo la apariencia de varón en tiempos de la usurpación de Anastasio el Bibliotecario. Hija de un monje, aprendió a leer, cosa prohibida a las mujeres y camuflada como varón hizo la carrera sacerdotal alcanzando el papado, tal vez con el nombre de Juan VIII. Embarazada del embajador Lamberto de Sajonia. Durante una procesión Juana cayó desmayada descubriéndose que era mujer: fue lapidada.

Aquella aventura de Juana obligó a la Iglesia Católica a instalar una silla perforada que permitía a un cardenal inspeccionar que el sucesor de Pedro tenía atributos masculinos. Comprobada la virilidad del Papa, exclamaba el famoso: «Duos habet et bene pendentes» .

A Juana de Arco se le atribuyen dotes de excepción habiendo puesto en jaque a los ingleses y permitiendo la coronación del rey Carlos VII, quien la abandonó a su suerte cuando fue acusada de brujería y murió incinerada. Su canonización debió esperar hasta 1920.

Hildegarda, Clara de Asís, Catalina Sforza, Inés de Suárez, Catalina de Médicis, Isabel de Castilla, Teresa de Ávila –por mencionar algunas- marcaron hitos en la historia europea.

En América, Mencia Calderón de Sanabria fue la primera Adelantada del Río de la Plata y se tiene como un símbolo del feminismo americano. En las letras Sor Juana Inés de la Cruz, quien expresa en sus versos la rebeldía femenina frente al mandato del hombre: “Hombres necios que acusáis…”; Manuela Sáenz Aizpuru, la amante de Simón Bolívar; Juana Azurduy de Padilla, durante la Independencia. Más cercanas serán Frida Khalo, Grabriela Mistral y Alfonsina Storni, Rigoberta Menchú.

La primera feminista argentina, Julieta Lanteri que enarbolara aquel “Ni Dios, ni marido”, Alicia Moreau de Justo y Eva Perón en Argentina, marcarán sus tiempos y dejarán su impronta.

Muchos, innúmeros nombres quedaron fuera de este catálogo mezquino, pero si acaso hablar de feminismo es decir de una alternativa violenta para encumbrar a la mujer, todos estos ejemplos le dicen a las hordas feministas que recorren las calles ululando y en estado semisalvaje, de que la mujer no ha jugado un trapo en la historia sino un papel destacado, incluso tanto, que su aporte a signado tiempos, más allá de los gobiernos masculinos.

En el Día Internacional de la Mujer, la mejor ofrenda sea el saludo de Gabriel: “Alégrate, llena de gracia. Salve, muy favorecida.”

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