SOCIEDAD

Malestar contra Rapipago y Pagofácil en Salta: lejos de facilitar, complican la vida de la gente

Abren pocas sucursales y obligan a la gente a desplazarse grandes distancias. No colaboran con las medidas de sanidad y distanciamiento. La mayoría recibe solo débito y dejan afuera a los no bancarizados. Falta de información, señaléctica y condiciones dignas para atender

Largas filas en RapiPago

SALTA (Redacción) – Son muy pocos los rubros de la economía que, lejos de pasarla mal, están generando ganancias extraordinarias a raíz de la crisis que generó la cuarentena frente a la Pandemia de coronavirus Covid 19.

Sin dudas, entre los pocos sectores que pueden abrir sus puertas, los supermercados y mayoristas ocupan un lugar preponderante. Según la propia Cámara Argentina de Supermercadistas, las ventas en estas semanas superaron los máximos históricos que registraron en las fiestas de fin de año, juntando Navidad y Año Nuevo.

Las ganancias extraordinarias de estas empresas explican la bronca de la gente que, cada dos o tres días, observa con impotencia cómo le remarcan los precios de los productos de la canasta básica.

Otro rubro que se ha visto beneficiado con el cierre de las persianas de la economía doméstica es el que integran las agencias de pagos y cobros de servicio. Al cerrarse la mayoría de los comercios e instituciones tradicionales, se volvieron esenciales para que la gente pueda cumplir con sus obligaciones: desde el pago de la luz y las tasas municipales, hasta las cuotas de una tarjeta de crédito. Para quienes no están familiarizados con los canales digitales, las agencias de pago se convirtieron en ventanillas para todo tipo de transacción en época de cuarentena.

Dos de las agencias más conocidas, Rapipago y Pagofácil, están siendo duramente criticadas por la mayoría de los salteños que precisó sus servicios.

“Lejos de facilitar las cosas, te complican mucho más”, se quejó una jubilada que, tras hacer fila literalmente durante dos horas, llegó a la ventanilla de un Rapipago y le dijeron que solo recibían débito para pagar las boletas. Angustiada por no atrasarse con las facturas ni tener que volver a salir otro día de su casa en medio de la cuarentena, la mujer esperó un taxi hasta el Híper Libertad de la zona sur, a probar suerte y esperar que le reciban su efectivo.

Largas filas en RapiPago

En la agencia el Pagofácil que está en la España, un joven que se ofreció a pagar las boletas de su familia sacó fotos y denunció en redes sociales a la empresa por no garantizar las mínimas condiciones de seguridad sanitaria: “amontonan a la gente, adentro y fuera del local, no brindan información sobre cómo están trabajando ni los métodos de pago que reciben, para colmo maltratan a los abuelos cuando quieren consultar algo”.

Otro drama que se registró fue la falta de información sobre los horarios de atención. En una agencia de la calle Leguizamón al 1100 casi revolean piedra unas 50 personas que, tras hacer fila durante una hora y media, le dijeron que no iban a atender más porque tenían que cerrar.

Durante el relevamiento que realizó El Intransigente en esta agencia, fue el propio policía afectado a la supervisión del local quien se quejó por las desprolijidades de la empresa: “Podrían haber avisado antes que ya no abre de corrido, ni a nosotros nos avisaron. Es un despropósito, acá hay mucha gente grande y mujeres que son grupo de riesgo y la tuvieron esperando al vicio durante dos horas, en uno de los días más fríos del año”.

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