SALTA (Redacción) – Hay noticias que quedan resonando en la memoria y el corazón. Una noticia que afecta hasta la fibra más íntima y que nos invita reflexionar acerca del valor de la bondad, la vocación, el servicio, la entrega y las oportunidades. La vida es el regalo más grande, y una pérdida da cuenta de ello. En este marco, se conoció que el maestro José Francisco Rojas falleció.
El mismo, era maestro de cuarto grado de primaria del colegio Sagrado Corazón Luz y Guía ubicado en San Lorenzo Chico. Sus alumnos de 9 años lo recordarán a lo largo de su trayectoria por la institución y claro, su vida entera. Recientemente, el maestro José los hizo jurar la bandera el 20 de junio de manera virtual; porque si algo está claro es que el compromiso, la constancia y la pasión por la educación no se negocian.
A pesar del contexto que atravesamos como humanidad, José mantuvo viva la chispa en sus alumnos, dando vida a un legado que permitirá tenerlo presente hoy y siempre. Su vida es su obra y hoy un ejemplo que se hizo carne a través de todos aquellos que tuvieron la posibilidad de conocerlo y ser parte de su obra maestra. Su gusto por el canto y la actuación serán parte de las postales que nadie olvidará.
Por todo ello, la Comunidad Educativa del Colegio Sagrado Corazón está de duelo. “Hoy lloramos a nuestro compañero y amigo, docente excepcional y hombre de bien que nos dejó para unirse al Creador”, manifestaron desde la Institución.
Comunicado oficial: De Elsa para José
«Si hubo un ángel en la tierra ese fuiste TÚ, José.
El brillo de tu alma hacía camino al caminar, cuanto amor hacia los niños, cuanto amor a los demás. Cuanta felicidad nos regalabas cuando te oíamos cantar, actuar, enseñar, querías tocar las fibras más profundas de los niños a través del amor, para que aprendieran más y mejor. Lo material no te importaba. Cuantas veces me preguntaba ¿Qué hace José aquí enseñando?
Lo tenías todo y mucho más porque eras un artista que hubieras brillado en un mundo falaz, pero te hiciste pequeñito, te abajaste a la altura de los niños y pudiste tus dones a la medida de ellos. Sólo un grande puede hacer esto. Viniste a verme, lleno de sueños y proyectos y eran tan grandes que ya no te podía alcanzar. Habías llegado a las estrellas y desde allí te caíste y contigo caímos muchos más porque te amábamos, te valoramos.
¡Te necesitamos tanto! Más aún los niños que ahora te lloran. Pasaste como un sueño por nuestras vidas, por nuestras aulas. Te despediste ayer de mí y hace poco del colegio con este texto que transcribo y que solo pueden escribir así los hombres de bien».
La carta de despedida
«Los docentes de Cuarto tenemos en el año dos eventos muy importantes: La Promesa a la Bandera y la Primera Comunión. Dicha importancia radica en las vivencias y los recuerdos que soñamos puedan atesorar los chicos. Ayer pudimos realizar el primero y la palabra » pudimos» engloba realmente lo sucedido.
Gracias de todo corazón a Mary , Clemencia y Josefina por los preparativos previos, por destinar tiempo para las reuniones virtuales, por las sugerencias, por el trato cálido con los chicos y , en el reecuentro, por las sonrisas, por las ganas, por la profesionalidad como colegas y por la mano tendida, como amigas.
Gracias a Luciano por ser el compañero de trabajo que todo necesitamos en estos días y no nos referimos a su solvencia en lo técnico, nos referimos a su calidad como persona.
Gracias al Profesor Luis por aportar toda su experiencia y ser el timonel en el momento más importante de la ceremonia.
Y un «gracias» emocionado para Fernanda, porque la distancia no pudo con el entusiasmo y nos hizo sentirla cerca…como siempre.
Gracias a todos, porque una mañana de un sábado en un año cargado de angustias, mirando a través de una pantalla la alegría de niños y familias, fuimos felices», escribieron Belén y José en sus últimos días.
