SALTA (Redacción) – Las últimas semanas resultaron trágicas para los efectivos y familiares de la fuerza de seguridad. No pasa un día que ya conocemos otro fallecimiento desarmando y resonando en el corazón de la fuerza. La cantidad de muertes y las condiciones en las que se desarrollan, dan cuenta de un escenario propio de abandono de los máximos responsables hacia los policías que están en primera línea.
Al igual que conocíamos el desconsolado llanto y los reclamos a borbotones de la hija del comisario Burgos, ayer otra joven voz salió a la luz. Se trata de la hija de otro policía fallecido, Lucas Matías Miró, daba cuenta de otro triste testimonio. La misma explicó que su papa se estaba muriendo y nadie hacía nada. Además, contó que no pudo conseguir el pase de su padre a una clínica privada, lo que lo llevó a la muerte. Cada vez son más las voces en contra de las autoridades que se ganan el repudio a diario.
Precisamente, en esta oportunidad, la mamá de un efectivo contó la dura realidad en la que prestan su servicio la fuerza de seguridad. Sin ir más lejos, ya acumulan nueve fallecidos por la pandemia coronavirus. Mientras la fuerza está de luto, familiares de los efectivos aseguran una situación de abandono desde la máxima autoridad de la institución, es decir, Norma Morales; y el ministro de Seguridad, Juan Manuel Pulleiro.
«Se están muriendo todos los días»
«Lo que nosotros como familia vemos es que están totalmente abandonados todos los policías. Se están muriendo todos los días», lamentó Adriana, familiar de un policía, en Central Policial, por Profesional FM 89.9. Con conocimiento de causa, la mujer dijo: «tienen una jefa que no hace nada por ellos; un ministro que no da la cara y tienen una escuela de suboficiales que es grandísima y ahí podrían armar un hospital de campaña para asistirlos y no lo hacen».
La situación es aún más crítica porque ante las condiciones en las que prestan su servicio los policías, al momento de recibir asistencia de la obra social estatal no la encuentran. La dura postura del gobernador frente a clínicas privadas y obras sociales, no pareció ser suficiente. «La obra social se lava las manos, todos los meses les descuentan, hasta cuando cobran aguinaldo. Ahora el IPS se lava las manos», concluyó la mujer.
Los ánimos ya vienen caldeados dentro de la fuerza que parece no identificar en sus máximas autoridades, auténticos líderes capaz de llevar adelante una defensa de los derechos básicos de los trabajadores, como lo es el derecho al acceso a la salud y la vida.