El turismo en Salta volvió a mostrar su fuerza con el tradicional Milagro. Miles de peregrinos y visitantes llegaron desde distintas provincias. Según cifras oficiales, la ocupación hotelera superó el 78%. Ese nivel no se registraba en septiembre y se acerca a los picos de temporada alta. La fe se combinó con recorridos por paisajes y propuestas gastronómicas.
Los hoteles de la capital trabajaron casi al límite. En municipios cercanos la demanda también fue intensa. Desde el sector turístico destacaron que la llegada de visitantes impulsó la gastronomía, el transporte y la oferta cultural. El carácter único de la festividad explica la magnitud de la convocatoria.
El dato sorprende si se compara con otros años. En estas fechas el promedio de ocupación rondaba el 60%. El salto confirma al Milagro como un atractivo religioso y turístico de primer nivel. Según autoridades, las reservas comenzaron semanas antes y crecieron en los días previos a la procesión.
El secretario de Turismo de Salta señaló que el flujo de visitantes del NOA fue determinante. Llegaron desde Tucumán, Jujuy y Santiago del Estero, entre otros puntos. También hubo turistas internacionales, sobre todo de países limítrofes. Muchos aprovecharon para recorrer los Valles Calchaquíes y la Quebrada de San Lorenzo.
Agencias de viajes reportaron un aumento en excursiones culturales y gastronómicas. La ocupación se mantuvo durante todo el fin de semana largo. Eso permitió extender el impacto económico más allá de las jornadas centrales.
El Milagro volvió a confirmarse como uno de los eventos más convocantes del país. Para el sector turístico, este resultado anticipa un cierre de año positivo. La Secretaría de Salud desplegó un operativo sanitario que atendió a miles de peregrinos sin complicaciones.
El Ministerio de Turismo provincial adelantó un plan para aprovechar este impulso. El objetivo es extender la estadía promedio y sumar recorridos urbanos y naturales a la experiencia religiosa. Así, cada visita tendría un efecto más amplio en la economía local.
Con estas cifras, el turismo en Salta se consolida como motor de desarrollo. El Milagro no solo reafirmó la fe de los salteños. También dejó un impacto económico y social que ya se mide en informes oficiales.
