SALTA (Redacción) – A comienzos de la semana pasada, Gendarmería fue noticia por el lanzamiento del Servicio Cívico Voluntario para personas de entre 18 y 24 que no tengan trabajo ni estén realizando una carrera en la educación superior. Sin embargo, hoy se reveló una novedad que mancha la reputación de esta fuerza de seguridad nacional, debido a que una efectiva denunció que existe una presunta de red en la Provincia de Salta que comercializa ilegalmente productos que habían sido secuestrados.
La investigación sobre esta supuesta organización comenzó hace pocos días. Justamente, el episodio que derivó en este hallazgo se produjo el pasado fin de semana en el Escuadrón 45, que está localizado en Chachapoyas. En este marco, no solo Gendarmería llevará a cabo las averiguaciones para verificar la veracidad de estas irregularidades, sino que también actuará la Justicia nacional. Precisamente, el caso quedó a cargo de la Fiscalía Federal N°1, que está encabezada por Eduardo Villalba.
La denuncia
Días atrás, las autoridades de la fuerza de seguridad y los correspondientes estamentos judiciales recibieron el testimonio de una joven uniformada, que podría haber iniciado el desbaratamiento de una asociación ilícita que habría actuado de manera impune frente a la pasividad de los responsables de la unidad local. De acuerdo con la información que proporcionó la FM 98.9, el descubrimiento de este presunto accionar se produjo en la mañana del pasado viernes 19.
En ese momento, una alfer que se desempeña en el Escuadrón 45, cuya identidad evitó ser revelada por cuestiones de seguridad, estaba desarrollando sus habituales labores de servicio en el predio de Chachapoyas. En ese contexto, la mujer divisó a un vehículo, del tipo utilitario, que estaba circulando por el interior de la delegación. Ante ello, le dio aviso a sus compañeros para que procedieran a identificar al rodado y a sus ocupantes, con el objetivo de conocer qué actividades estaban llevado a cabo.
Ante esta solicitud, las personas que estaban a bordo de este automóvil respondieron que habían concurrido allí por orden del jefe de guardia. A pesar de que esta réplica satisfizo a los oficiales, la alfer decidió trasladarse hacia el sector de galpones, ya que en ese momento era la responsable de la guardia. Al llegar a esta área, se llevó otra gran sorpresa, debido a que encontró a varios uniformados que estaban depositando una importante cantidad de mercadería en el utilitario.
Frente a esta situación, les reclamó a los gendarmes involucrados en este accionar que procedieran a identificarse y, además, que revelaran los motivos por los que se estaban llevando productos que previamente habían sido decomisados en diferentes operativos. Sin embargo, los agentes evitaron responderle e, incluso, reclamaron la presencia del jefe de guardia. Ante la demora del arribo de la autoridad a los galpones, el vehículo partió y varios minutos más tarde se apersonó el responsable del sector.
Este episodio produjo serias sospechas en la alfer, quien denunció lo sucedido ante las autoridades del Escuadrón 45. Desde entonces, empezó a investigarse la supuesta existencia de una organización interna que estaría comercializando productos secuestrados por la fuerza. Asimismo, se sospecha que esta red podría estar conformada por oficiales de alta jerarquía. Llamativamente, se realizó un inventario en los galpones, donde se descubrió que los objetos que fueron removidos del lugar no habían sido declarados ni en su ingreso ni en su salida del predio.
