SALTA (Redacción) – Los cruces y críticas encontradas en torno a las bicisendas continúan dando qué hablar. Si bien para algunos existen otras prioridades en materia de obra pública, otros como los ciclistas avalan la existencia de las mismas apoyándose en criterios de modernización y cuidado ambiental. Sin embargo, existe un punto común entre las voces de este debate que atraviesa a los salteños: las mismas adolecen de una planificación coherente.
En este marco, así como sucedió con la bicisenda de calle Alvarado que tuvo que rehacerse tras una muestra de improvisación grave, y que incluso se ganó las críticas de los mismos ciclistas, otro tramo deja mucho que desear. Precisamente, un vecino expuso ante el equipo de Salta 4400 la bicisenda de la discordia. Se trata de la que atraviesa la Avenida Belgrano, al 900.
Con sólo verla, queda clara la falta de planificación y la insensatez al momento de poner en marcha tal bicisenda. Precisamente, un peligroso bache es parte de la senda. Lo más grave es que el bache es de larga data y es una materia pendiente que dejó hace ya tiempo la empresa Aguas del Norte. “Ese pozo está de antes que pongan la bicisenda. Vino Aguas del Norte a hacer un trabajo y dejaron así nomás”, aseguró el vecinos.
La negligencia a la orden del día
El mismo comentó que por motus propio, decidió rellenarlo cada tanto con escombros en el intento de brindar un paliativo a la soberbia estatal. Sin embargo, comentó que el mismo se hunde. “Cuando hicieron la bicisenda no les importó, pusieron el bloque encima”, disparó. De hecho, lamentó que muchos ciclistas se hayan caído por este mismo pozo infiltrado en la bicisenda.
“Yo trato de llevarlo para evitar accidentes porque se llena de arena cuando llueve y se resbalan por eso. Yo tenía la esperanza que tapen eso cuando empezaron con la bicisendas pero nada. No pasó nada”, manifestó indignado. Al respecto, comentó que el bache tiene un metro más o menos. En este sentido, indicó que previamente los autos también eran víctimas de accidentes a raíz del mismo.
Si algo le faltaba a ello, es la negligencia de los motociclistas que al dejar estacionadas las motos en las ciclovías, obligan a los ciclistas a improvisar movimientos para esquivar las motos y saltear las mismas como obstáculos propios de la bicisenda en cuestión. Entonces, ¿quién le pone el cascabel al gato?