SALTA (Redacción) – Hoy se celebró la segunda jornada del Triduo del Milagro en Salta . El obispo de Concepción, Monseñor José Antonio Díaz, desde la Catedral pidió por la unidad y fraternidad del pueblo argentino. La misa estacional dedicada a la Exaltación de la Cruz, comenzó a las 10 de la mañana. «Damos gracias a Dios que podemos compartir nuestra fe en Jesucristo Crucificado”, arrancó el sacerdote.
Y siguió “celebrando hoy la Exaltación de la Santa Cruz queremos contemplar como la Cruz del Señor es luz para el mundo que disipa las tinieblas del error, que nos aproxima a la verdad y nos enseña qué es lo que no tiene contenido, a una cultura que le gusta vivir de lo relativo que va sacando los contenidos fundamentales de la existencia humana, incluso atropellando los derechos humanos».
«La Cruz es para nosotros vida, no es el signo de la muerte con el que crucificaron a Jesús. La Cruz es el signo de la vida en el que Jesús da su vida por nosotros y, de su costado derrama sangre y agua, entregándonos lo más precioso que nosotros tenemos que es su vida divina, que se comunican a través de los sacramentos», dijo Díaz.
Toda la homilía estuvo centrada en palabras que destacaron el ejemplo de Jesús en la Cruz como un sacrificio que no debemos olvidar mantener como horizonte en la vida, en hermandad. Así también el cura llamó a desarmar «la grieta que nos desangra. La Iglesia necesita ser un vivo testimonio de comunión para un país, para una sociedad que le gusta el enfrentamiento”, indicó.
«La Cruz es escuela del amor, para aprender a amar a Dios y a los hermanos. Por eso esta doble dimensión de la Cruz está firmemente entroncada en nuestra tierra”, expresó. “Esta Cruz nos enseña a ser síntesis de toda la vida cristiana que implica aprender a amar como Él nos amó. Es escuela de renuncia de nuestras comodidades para salir al encuentro de aquellos que nos necesitan” señaló.