SALTA (Redacción) – El peronismo nacional perdió una oportunidad de oro para renovar las caras y también las autoridades partidaria dentro del Partido Justicialista. En Salta la ecuación está totalmente dividida y Soledad Troyano reconoció que no queda otra que adaptarse a las reglas del juego y acompañar a Cristina Kirchner.
De todos modos anticipó que para el PJ salteño será vital vincularse amante presidenta partidaria. Hay que tener en cuenta que la lista de Ricardo Quintela fue dada de baja por supuestas irregularidades. Es decir, Cristina Kirchner se convirtió en máxima autoridad por el escritorio y con ayuda de la junta electoral.
En este sentido, Troyano remarcó que la llegada de Cristina a la presidencia del PJ será un tema de conversación interno. «Será un tema de discusión dentro del consejo y será nuestro presidente quien marque el rumbo», indicó la congresal nacional. Más allá de las diferencias que haya en el ámbito local reconoció que deberán estar dispuestos a «tragarse el sapo» de la exvicepresidenta argentina.
A su vez sostuvo que ella es la flamante presidenta del Partido y que la única opción que tiene aquel que esté totalmente descontento es la de «presentar la renuncia». Vale recordar que todo el PJ salteño optó por acompañar y jugar con Ricardo Quintela. Sin embargo con la caída de su lista todo cambió y ahora es momento de avanzar hacia adelante.
El rol del gobernador
Mucho se habló también del rol que jugarían los gobernadores en caso de que haya una interna partidaria. Gustavo Sáenz, por ejemplo, se había reunido a cenar con el presidente Javier Milei y cuando fue consultado por la prensa pidió que Cristina de un paso al costado.
No obstante lo dicho previamente, Troyano aseguró que su decisión de acompañar a Quintela no estuvo influenciada por Sáenz. «Siempre dije que jamás iba a firmar ni ir contra Cristina», planteó. En este sentido, aclaró que no tuvo drama con Sáenz. «Jamás en la vida el gobernador se ha expresado contra alguna posición política mía. Me conoce hace muchísimos años y siempre supo que mi línea política no la iba a variar por nada ni por nadie»