SALTA (Redacción) – La pandemia empieza a impactar profunda y vistosamente en el sistema de salud y la sociedad argentina. El ritmo de contagios y la gestión del Coronavirus por parte de las autoridades, no hacen más que potenciar de manera irreversible un final triste para el país. Al igual que sucedió en el resto del mundo, el colapso y agravamiento de la pandemia es inminente.
Precisamente, la Sociedad Argentina de Investigación Clínica (SAIC), conformada por investigadores y médicos de distintas instituciones del país, alertó sobre “la gravísima situación” que está viviendo el país por la pandemia. Asimismo, aseguraron que “todo indica” que habrá un “profundo agravamiento” en “los próximos días y semanas” al respecto de los contagios.
Los expertos que conforman esta institución analizaron que “el número de infectados ya ha superado los 10 mil casos diarios”. Por ello, si se toma en cuenta la velocidad de contagio y la tasa a nivel mundial y local, que ronda el 2%, se lamentará “la muerte de 200 ciudadanos/as por día”. En este sentido, pidieron también evitar la “negación” como respuesta ante la situación de tamaño alcance.
Contagios al por mayor y cansancio del personal de la salud
La presidenta de la SAIC, María Cristina Carrillo, explicó que “la curva es exponencial”. Esto quiere decir que una persona puede estar contagiando a tres o cuatro personas. Al mismo tiempo, añadió que “la multiplicación es muy grande y de seguir así vamos a tener mil muertos por día” en un contexto en el cual el “sistema sanitario está al tope”
A ello, se suma la precaria y agotadora experiencia del personal de la salud. Carrillo advirtió que “el problema ahora pasa por el cansancio de los trabajadores de la salud”. “No nos podemos llevar por los datos de las camas de terapia intensiva libres”, agregó. “No hay suficiente personal de terapia intensiva capacitado. Para ocupar ese lugar tenés que tener un corazón muy grande y tenés que enfrentarte con la muerte todo el tiempo”, reflexionó.
Reclaman más responsabilidad ciudadana: “si no se asusta, no se va a lograr lo que se pretende”
En el texto, que lleva el título “Llamado a la Responsabilidad Ciudadana”, pidieron a la “dirigencia política y a los medios de comunicación a ejercer su responsabilidad social y no emitir ni difundir mensajes irracionales y anticientíficos”. Los mismos consideran que “lo único que logran es hacer creer a los ciudadanos que el problema no existe o que está superado”.
En lo que fue una dura frase expresó que en su opinión, “sí se tienen que asustar. Las campañas tienen que ser más agresivas; si no se asusta, no se va a lograr lo que se pretende, esto es fundamental. Está faltando la bajada de línea de responsabilidad ciudadana”. Manifestó que “en los países europeos estaban menos preparados que nosotros porque les estalló de golpe. Ellos aplicaron sin decirlo el contagio del rebaño; ahora hay rebrotes y hacen cierres preventivos en ciertos lados, que es lo que habría que hacer ahora acá”.
También cuestionó a “los medios y las redes sociales” donde “aparecen soluciones milagrosas, como pasó como el dióxido de cloro”.
La Sociedad argentina de Terapia Intensiva se hace eco
En este sentido, la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) emitió un comunicado a través de sus redes sociales. De esa manera, describieron las problemáticas que afectan a este sector del sistema sanitario de la Argentina. En primera instancia, recalcaron que «la mayoría de las unidades del país se encuentran con un altísimo nivel de ocupación«. Además, advirtieron que «los recursos físicos y tecnológicos, como las camas con respiradores y monitores, son cada vez más escasos».
Sin embargo, desde la entidad nacional hicieron hincapié en los inconvenientes que afectan a los recursos humanos. Por ello, afirmaron que «la cuestión principal, sin embargo, es la escasez de los trabajadores de la terapia intensiva». En esa línea, aseveraron que «a diferencia de las camas y los respiradores, no pueden multiplicarse». Por ello, sentenciaron que «los médicos, enfermeros, kinesiólogos y otros miembros de la comunidad de la terapia intensiva sentimos que estamos perdiendo la batalla».